Edgar Ruiz Bonilla
La zona del Río Madera y su entorno, políticamente, se sitúan en las provincias Madre de Dios, Manuripi y Federico Román del departamento de Pando y la provincia Vaca Diez del departamento del Beni.
En la región, las poblaciones más importantes son Guayaramerín en Bolivia, Guajara-Mirim en el Brasil, Riberalta en la ribera del Río Beni y Cachuela Esperanza; por otra parte existen puestos militares y muchas ba-rracas.
Se ingresa a la región por vía aérea, con escala en Trinidad hasta Guayaramerín y Riberalta. Por vía fluvial el principal puerto se encuentra en Guayaramerín sobre el Río Mamoré, constituyéndose en el principal centro comercial y de abastecimiento de la zona, la misma se comunica con Puerto Villarroel (Cochabamba) mediante grandes embarcaciones con “alvarengas”. Al norte de Guayaramerín el Río Mamoré no es navegable por la presencia de “cachuelas” o “rápidos”. En el lado brasileño corre una carretera paralela al río Madera desde la localidad de Guajara-Mirim hasta Porto Velho; antiguamente en este trayecto, existía un ferrocarril, propulsando por carbón vegetal (leña). En el lado brasileño existe una gran deforestación debido a la actividad ganadera, en contraposición a la parte boliviana, donde todavía existe exuberante vegetación.
Cabe recordar, que Bolivia tiene tres hoyas hidrográficas que son la Amazónica, Lacustre y del Plata. El Río Madera (Madeira), es el colector de toda la red imbrífera de la cuenca Amazónica de Bolivia y es el principal afluente del Río Amazonas, además es el límite internacional entre Bolivia y la República Federativa del Brasil. Practicamente en territorio boliviano, se denomina Río Madera, desde la localidad de Villa Bella hasta Manoa. El Río Beni tiene como afluente principal al Río Madre de Dios, cuya confluencia se halla en la población de Riberalta. El Río Mamoré tiene como afluentes principales a los ríos Yata e Iténez o Guaporé.
Al norte de Guayaramerín, el Río Mamoré atraviesa la “cachuela” homónima y a la Bananeira; una vez confluido con el Río Beni, constituye el Río Madera que corta las “cachuelas” Madera, Riberón (4 Km.), Chocolatal, Periquitos y Araras. En territorio brasileño, el río Madera corta las cachuelas de San Antonio que son las más extensas, lo que hace imposible su navegación. Actualmente en estas cachuelas se construyeron las represas hidroeléctricas brasileñas.
La conformación geológica está constituida por rocas de diferentes edades, las más antiguas pertenecen al Precámbri-co, constituidas por un complejo meta-mórfico, que afloran en forma de “ca-chuelas” y constituyen excelentes “rifles” para la concentración de minerales pesados como el oro. Los sedimentos cuaternarios forman una cubierta de materiales sueltos y consolidados que forman un conglomerado con matrix de hierro que constituye la Formación Manoa.
El autor, en 1970 descubrió la presen-cia de oro en la zona del Río Madera, propiamente en Araras, llamada también Las Parabas. En esa ocasión una briga-da del ex Servicio Geológico de Bolivia (GEOBOL) se encontró con una familia de Pacahuaras, constituida por un varón y tres mujeres, siendo las dos primeras las esposas, estando una de ellas emba-razada (petacuda) y la tercera era la hija. Estaban descalzos y semidesnudos, pre-sentaban un cerquillo en la cabeza, te-nían las caras pintadas de color rojo (con urucú), poseían cestas sujetas a la frente de la cabeza mediante cuerdas trenza-das, el varón tenía la parte genital descu-bierta y liada a la cintura, brazaletes en los brazos, antebrazos y piernas, una ta-cuarilla que atravesaba la nariz, en cu-yos extremos existían plumas, mientras que las mujeres tenían una tacuarilla que atravesaba el labio inferior y estaban cubiertas en su parte genital por hojas de pachiuba. Los Pacahuaras, según los técnicos del Instituto Lingüístico de Vera-no, residentes en ese entonces en Tomi-chucua, afirmaban que los pacahuaras, se encontraban muy lejos de su residen-cia y que hablaban el “pano”.
Posteriormente durante las décadas del 80 y 90, la explotación aurífera en el Río Madera, tuvo un gran apogeo me-diante barcazas o “balsas”, primordial-mente brasileñas. Este proceso, conta-minó dicho río, por la utilización de mer-curio, para recuperar el metal amarillo.
En la zona del Río Madera y su entor-no, se tienen enfermedades endémicas como la malaria o paludismo que tenían tres presentaciones: vivax, falciparium y combinada, las mismas que son tratadas mediante cloroquina, primaquina y otros medicamentos. La malaria es transmitida por la picadura del mosquito anopheles, por lo cual es imprescindible la utilización de mosquiteros durante la noche. Ade-más se tienen problemas de anemia, leishmaniasis (espundia), parasitosis in-testinales (amebiasis) y otras enferme-dades tropicales.
El clima de la región es de tipo tropical de bosque húmedo (Af) con corta sequía, con vientos fríos denominados “surazos”, éstos se producen con mayor frecuencia durante los meses de mayo, junio, julio y agosto.
Entre las especies nativas, existen una infinidad de árboles maderables y palme-ras, plantas medicinales, árboles no ma-derables entre los que sobresalen la go-ma (siringa) y la castaña, además se presentan plantas tintóreas (urucú) y fru-tas comestibles. También se cuenta con gran biodiversidad de mamíferos (jagua-res, antas, huasos, urinas, puercos de tropa, taitetuses, etc.), tortugas (petas), víboras (yoperojobobo, lora, etc.), peces, rayas, aves (pavas de monte, mutunes, garzas, etc.) e insectos; en el Río Mamoré es común observar al bufeo (delfín de río). Todos estos factores logran conformar un poten-cial ecoturístico impresio-nante que debería ser aprovechado.
En la zona, se recolectan cocos de los árboles de castaña (Bertolletia excel-sa), los cuales tienen 40 a 50 metros de altura, cocos que caen en los meses de noviembre hasta abril, los cuales son recolectados y quebrados para extraer las castañas que posterior-mente son llevadas a las plantas beneficiadoras, donde son partidas para la extracción de las almen-dras, que son embaladas en cajas para su comercialización (exportación). Existen plantas beneficiadoras en Riberalta. Boli-via, mundialmente es uno de los principa-les productores de almendras.
La siringa (Hevea brasiliensis) es origi-naria de Bolivia y del Brasil. Posteriormen-te fue llevada al sudeste asiático, donde se realizaron plantaciones. En nuestro país la explotación de la siringa tuvo su apogeo en la década de los años 30, habiendo sido su centro principal la localidad de Ca-chuela Esperanza, con la empresa de Don Nicolás Suárez. Luego vino la decadencia con la aparición del caucho sintético. El “siringuero”, recorriendo las sendas o “es-tradas”, abiertas por los “materos” o ma-cheteros, realiza incisiones profundas, en la corteza de los árboles de la siringa, para luego acumular el látex, en “tichelas” (reci-pientes) y posteriormente ahumar el líqui-do, obteniendo las “bolachas”, las cuales son comercializadas. En 1970, en Riberal-ta se instaló una planta laminadora de goma con relativo éxito.
En la actualidad es innegable el “calen-tamiento global” con el respectivo “cambio climático” en las diferentes partes del glo-bo terráqueo.
El gobierno brasileño construyó 2 repre-sas en el río Madera, propiamente en San Antonio y otra más al norte. En este año 2014, hubo grandes inundaciones en el norte de La Paz y los departamentos de Beni y Pando, debido a intensas precipita-ciones. Dichos fenómenos se acrecenta-ron debido a la construcción de dichas represas ya que desequilibraron el ciclo hidrológico, el mismo que consiste de la evaporación, condensación, precipitación, infiltración, evapotranspiración y la esco-rrentía superficial y variaron el perfil de equilibrio de los ríos.
Las consecuencias del desequilibrio del ciclo hidrológico trajeron como consecuen-cia la inundación de la llanura beniana por los desbordes de los ríos de la Cuenca Amazónica, los mismos que no tuvieron la escorrentía normal y sufrieron un “retro-ceso” o “atoramiento” en sus caudales y no permitieron la desembocadura de los diferentes afluentes causando desborda-mientos e inundaciones. De esta manera, se tuvieron que abrir las compuertas de las represas brasileñas.
Es necesario, prevenir las enfermedades tropicales especialmente la malaria, ya que existen zonas inundadas que son un hábitat para la proliferación de los vecto-res.
En nuestro país, en el Río Beni, existe el proyecto de la construcción de la represa hidroeléctrica de Cachuela Esperanza, el mismo que ha sido elaborado y estudiado por ENDE en décadas pasadas. Dicha construcción debe ser debidamente eva-luada.
Por muchas razones analizadas y debi-do a los desastres acaecidos en este año, nuestras autoridades gubernamentales deben realizar el reclamo correspondiente a las autoridades brasileñas para la solu-ción de los mismos y evitar la repetición de estas catástrofes.
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