Cuando la confusión se introduce con fines políticos, corresponden algunas aclaraciones en servicio de la puridad conceptual. Se dice que Bolivia ha dejado de ser una República para convertirse en Estado, adscrito como Plurinacional. Si partimos de lo elemental, tenemos que el concepto República es una forma de gobierno que se opone a otras de índole autoritaria, las cuales, por lo general, son gobiernos monárquicos o autárquicos; luego la República es siempre una poliarquía. El origen republicano se remonta a la antigua Grecia, pero se plasma mejor en Roma, precisamente en sustitución de la monarquía. El Consulado (Órgano Ejecutivo) se componía de dos Cónsules, estableciéndose así un saludable control mutuo, bajo la celosa supervisión del Senado.
En rigor técnico y moderno el régimen republicano consiste en una forma electiva de Gobierno por voto popular, constituido por autoridades renovables periódicamente. La República puede deformarse y derivar en Dictadura más o menos tiránica, según sucede con frecuencia aunque siga usufructuando la etiqueta de República.
Hecho este introito, Estado es un concepto genérico e inclusive impreciso en el que caben diferentes gobiernos llámense monarquías, reinos, democracias, dictaduras, etc. Estados fueron también los reinos antiguos, las repúblicas italianas medievales, los actuales gobiernos presidencialistas y parlamentarios, en fin, son Estados toda suerte de pueblos y territorios regidos por algún sistema político. Las distintas definiciones de Estado denotan también su carácter genérico a diferencia de República, que ha de ser necesariamente democrática.
Estado -en su definición más simple- es la sociedad políticamente organizada, independiente y presidida por un orden jurídico aceptado que, modernamente, se denomina Estado de Derecho. Resalta así que Bolivia al mismo tiempo de ser un Estado, como lo son sus vecinos y una plétora de naciones en el planeta, por su forma de organización es una República, denominada oficialmente Estado. Este término en clave política es un aporte de Nicolás Maquiavelo (1469-1527), en sus escritos de consejo a los Médicis, príncipes de Florencia.
Ahora bien, sin entrar en los horizontes conceptuales espesos de Nación, digamos en principio que la entendemos como pueblo asentado en un territorio tenido por propio, poseedor de “unidad histórica en el pasado, cohesión en el presente y comunes aspiraciones para el futuro”. Este es el factor psicológico determinante. El idioma, la raza, la cultura y la religión, si bien complementarios, no son definitorios, tanto es así que objetivamente Israel por mucho tiempo careció de territorio pero no dejó de ser Nación, edificada sobre sólidos fundamentos psicológicos al igual que muchos otros pueblos.
Si trasladamos este acervo al debate nacional y a la acción interesadamente suasoria de que constituimos una plurinacionalidad, sin temor de equívoco podemos afirmar que con vista al pasado precolombino el actual territorio boliviano era un conglomerado bastante disperso de pueblos, algunos con caracteres de Nación, en contraposición a la conquista y colonización que empiezan a perfilar una Nación unívoca, tejida lentamente a manos del proceso de mestizaje llamado a continuar sine die.
Ahora bien, la fundación de la República el 6 de agosto de 1825 es la asimilación de Estado republicano, cuya liberación colonial profundiza el avance hacia la constitución de Nación en su más amplio sentido, forja que transcurre no siempre por caminos llanos sino como toda gestación histórica en medio de dificultades y tropiezos, pero siempre con el norte apuntando al Estado-Nación.
Contra este desideratum conspira la plurinacionalidad que al admitir más o menos ficticiamente 36 naciones indígenas u originarias hace de Bolivia una suerte de confederación de estados y no un solo Estado. Mucho se puede decir alrededor de los meandros delicuescentes de esa acción negadora, tanto que sobrepasaría con creces la estrechez de una crónica. Por ahora sólo anotamos que el factor psicológico -principal ingrediente de Nación como hemos visto- define la conciencia nacional. Este factor histórico que mira al pasado, al presente y al futuro en cuanto voluntad, parece ausente en muchos de los pueblos indígenas, privándolos de desembarcar en Nación. Frente a ello los bolivianos nos encontramos en pleno proceso –aun no concluido- de construcción de Nación plena, propiamente tal.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |