Los museos y su actividad

El arte es un hecho de comunicación humana tan importante como el lenguaje, porque a través del símbolo atrapa al mundo objetivo, lo introduce en la interioridad del artista, donde es elaborado tanto consciente como inconscientemente, llenándose con la sensibilidad de esa persona, para luego salir en forma de pintura, música, escultura, etc., expresando una manera de ver y sentir la vida, para que la otra persona, el espectador, lo interprete y sienta a su vez la misma, u otra emoción. El arte es tan importante y antiguo como el idioma que hablamos, puesto que aparece paralelamente a este fenómeno lingüístico en las cavernas, donde el hombre “primitivo” ha plasmado su pensamiento y sentimiento en pinturas, que aún hoy en día despiertan nuestra admiración.

Como todo acto humano completo llena muchas funciones en la formación de la persona. Por una parte, estimula y desarrolla la sensibilidad, es decir, afina la capacidad de comprender a lo otro, al mundo, y valorarlo de tal manera que se siente parte integrante de él, activo en esa realidad, recibiendo y dando cuanto tiene para completarlo; con esto, se amplía la capacidad de buscar la comprensión del otro ser humano abriéndose a la solidaridad, es decir, al amor que se sabe difundido, entregado al prójimo con la fuerza de la persona que se identifica con él. Por otra parte, desarrolla la imaginación de la persona, pues la obra de arte se convierte en un desafío para ser descifrada por el espectador, llevándolo de esta manera por caminos del símbolo, que lo obliga a utilizar las otras capacidades psíquicas de que está dotado, e integrarlas entre sí. Con esto se despierta y amplía la inventiva del ser humano que ha de buscar soluciones adecuadas para resolver sus conflictos personales y sociales. Además, lo equilibra, pues pone en funcionamiento tanto a lo inconsciente como al consciente; moviliza a lo irracional tratando de volverlo racional, buscando explicar el símbolo con palabras llenas de lógica.

Por todo eso, la iniciativa de la Alcaldía de la Paz de realizar la llamada: “Larga noche de museos” merece aplausos. En esa oportunidad todos los repositorios de arte se abrirán gratuitamente al público para que éste se ponga en contacto con la plástica y otras manifestaciones artísticas, pues el museo no es únicamente un frío recinto donde duermen los cuadros, sino un centro cultural vivo, donde las personas se llenan de espiritualidad con la belleza que contemplan. Esa noche, en varios de ellos ha de haber otras actividades paralelas, como teatro, danza, música coral, y otras manifestaciones estéticas. Como todo se inicia a las tres de la tarde, permite que las familias puedan entrar gratis a los museos, escuchar a los guías que los conduzcan, disfrutar de otras formas artísticas y sensibilizarse más y más, adquiriendo el hábito de acudir frecuentemente a exposiciones de arte.

Los museos viven gracias al financiamiento que se les da, bien sea por parte del Estado, sus instituciones, o por mecenas particulares, para que los especialistas en esta actividad puedan dirigirlos de la manera más adecuada en beneficio de la gente. Hoy en día, varios de los nuestros, como el Museo Nacional de Arte, el de Etnografía y Folclore, y otros, no tienen mucho que envidiar a museos del exterior, porque el Banco Central o la Alcaldía los sostiene, pero las galerías privadas se ven en conflictos por falta de financiamiento. Esas galerías convocan frecuentemente al público para que la gente disfrute de una nueva muestra de arte, permitiendo que los artistas y el público se beneficien, cada uno por su parte, bien sea mostrando, o mirando nuevas creaciones, y, en alguna oportunidad, han tomado contacto con centros culturales del exterior, para llevar muestras plásticas de nuestros pintores, pero los incentivos estatales son mínimos, por no decir nulos, para esos centros artísticos; podría proponerse una política de administración museográfica en la que intervengan los artistas, las galerías privadas, el Estado y algunas organizaciones financieras; de esta manera todos salimos ganando.

El autor es Académico de la Lengua, Correspondiente de la Real Española.