Evo reparte regalos

Después de algún tiempo de mantener quietos nuestros esqueletos, mi pariente espiritual me comunicó con alegría que habíamos recibido una invitación para bailar en el naiclú “Malena”, situado en la ciudad de El Alto, a la vueltita del motel “Devórame otra vez”, lo cual levantó mi ánimo que estuvo bastante decaído a raíz de las determinaciones del Tribunal Supremo Electoral que otorga mayor valor a los votos emitidos en las áreas rurales.

Pregunté a la cholita periodista quién o quiénes nos invitaban a la fiesta bailable, informándome que los oferentes del bailongo eran nuestros amigos de la Cumbre de Yatiris que asesora al afamado Tribunal Supremo Electoral, encargado de organizar las próximas elecciones del 12 de octubre.

Pregunté a mi comadritay Macacha si la invitación indicaba la clase y el color de los calzoncillos y bragas que deberíamos lucir los asistentes, aclarándome mi protectora que el Tribunal Electoral no se metía en estos asuntos y que en la noche de la fiesta y el día de elecciones los ciudadanos podríamos lucir interiormente cualquier color de calzones o de bragas porque los comicios serán libres hasta cierto punto.

La cholita de Quillacollo montó en mi poderosa motocicleta Harley Davidson y me condujo a la fiesta alteña, donde los organizadores anotarían todos los pedidos que quisiéramos formular a los candidatos presidenciales y plurinacionales de El Alto y otras circunscripciones rurales, lo cual motivó el mayor entusiasmo de los asistentes porque Evo - Álvaro y todos los candidatos del MAS (Movimiento Al Socialismo) están dispuestos a concederte todo, absolutamente todo, como una Planta Industrial de Cítricos en una región paceña donde no hay cítricos y recién dentro de cinco años podrían ser producidos, mientras la fábrica tendrá que permanecer cerrada, y cosas por el estilo.

Uno de los yatiris, Calimán, pidió a un candidato alteño la instalación de baños y servicios higiénicos en el naiclú “Malena”, prometiendo un representante del presidente vitalicio Evo Morales que dichas instalaciones higiénicas serán instaladas para carnavales, pidiendo perdón a los socios del naiclú porque esa promesa ya la habían hecho hace cinco años. Alguno de los presentes dijo a mi comadre que el canchón del “Malena” continuará prestando sus valiosos servicios.

Como la cholita de Quillacollo y yo nos pasamos la noche bailando, no pudimos prestar mucha atención al momento cuando uno de los representantes de Evo - Álvaro concedió a un orureño la autorización para construir una fábrica de cemento que vale una millonada y los gritos de protesta de los buenos potosinos que también quieren una fábrica de cemento, igual a la que se dará a los orureños.

Pregunté a mi comadritay si no deseaba pedir algunas obras para Quillacollo y luego de pensar unos instantes me dijo en una de mis orejas: “Yo quisiera pedirle a Evo en estos momentos otra fábrica de cemento para Quillacollo”, segura de que las promesas electorales nunca se cumplen, pues un adagio criollo nos enseña “Prometer hasta meter... y después de metido nada de lo prometido...”.