Almirante (r) Jorge Botello Monje
El domingo 11 de mayo, el matutino limeño “Correo” publicó un artículo del embajador Ponce Vivanco, titulado: “Diplomacia presidencial y prudencia diplomática”; en este escrito, además de afirmaciones sobre la próxima reunión del “Grupo de los 77”, hace otras sobre la demanda presentada por Bolivia ante la Corte Internacional de La Haya. En su penúltimo párrafo señala: “… sabemos que una parte principal de la Memoria se concentra en la controversial temática de la Guerra del Pacífico, sus antecedentes y consecuencias. Y como esos delicados aspectos seguramente son expuestos desde la perspectiva que dicta el interés boliviano, Torre Tagle se vería en la necesidad de aclarar la verdad de hechos históricos en los que el Perú se vio lamentablemente envuelto por defender a su ingrato vecino” (negritas nuestras).
No sé si los bolivianos podremos conciliar el sueño. Horrorosas pesadillas nos acosarán y figuras fantasmales surgirán de los archivos de la diplomacia peruana, con sus fauces armadas de verdades históricas, para destrozar completamente las posibilidades de éxito de nuestra demanda.
Eso parece pretender el citado autor que con total desparpajo acusa a nuestro país de ingrato. Hay que recordarle que el Perú, país tan querido por los bolivianos, no se vio envuelto en “hechos históricos” por defender a Bolivia, Chile quería la guerra contra el Perú, así lo señala, entre otros, Mariano Felipe Paz Soldán (peruano) en su: “Narración Histórica de la Guerra de Chile Contra Perú y Bolivia”. Al contrario de lo que afirma Ponce, Bolivia fue arrastrada a la guerra porque su territorio se encontraba entre el Perú y Chile y porque no quiso aliarse a éste para hacer la guerra al Perú. Sería interesante conocer las verdades a que alude, para contrastarlas con otras que se encuentran en diversas fuentes históricas.
En cuanto a la supuesta ingratitud, investigadores peruanos dicen: “Apenas instalado en dicha ciudad, Montero dirigió su mirada hacia la república aliada, obteniendo de ésta apoyo y colaboración mucho más allá de buenas intenciones diplomáticas”.
“De este modo el ejército peruano que resguardaba la capital de la sierra sur fue reforzado con una muy importante dotación de cañones, rifles y municiones; asimismo, varios donativos de dinero llegaron a Arequipa provenientes de la capital altiplánica” (CHAUPIS TORRES José y ROSARIO, Emilio, compiladores. La Guerra del Pacifico. Editorial Línea Andina. UNMSM. Volumen I. Lima 2007. Página. 155).
La verdad histórica no depende de amenazas, éstas se dan en otros ambientes y con otros actores. Los argumentos se los cuestiona con argumentos. Por otra parte los intereses de los estados superan a los de sus eventuales malos o buenos gobernantes, así debía entenderlo un embajador y tener presente que a veces las relaciones entre los gobiernos no acompañan el interés de los países. Sin embargo en el caso del Perú y Bolivia, siempre se ha impuesto el interés mutuo, estamos seguros que así seguirá siendo y que sus malhadadas amenazas no servirán.
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