Ante la sequía, las heladas y las lluvias, sumadas a la práctica ganadera tradicional que se aplica en la zona del Chaco boliviano se producen pérdidas considerables en el sector ganadero, como la falta de forraje, escasez de agua, elevada incidencia de plagas y enfermedades, disminución de la producción y lo que es peor, la muerte de animales con el consiguiente perjuicio en los ingresos de las familias productoras más vulnerables: principalmente campesinas e indígenas.
En vista de esta situación desfavorable para los agricultores en el Chaco, el Programa de Desarrollo Agropecuario Sustentable (PROAGRO) puso en práctica el Modelo de Gestión “Manejo de Monte y Agua para una Ganadería Sustentable en el Chaco”. Así este modelo se viene aplicando en las regiones de Pie de Monte (Macharetí y Entre Ríos) y de la llanura chaqueña (Yacuiba, Villamontes, Boyuibe y Cabezas), y también ahora, con la participación de comunidades indígenas guaraníes.
El Modelo promueve el aprovechamiento planificado del monte y el agua, utilizando tecnologías sencillas y de bajo costo, como una alternativa para aumentar la productividad y garantizar la seguridad alimentaria de las familias involucradas.
“En el Chaco, el 90% de la ganadería está en base al recurso forrajero del monte nativo. Lo que el Modelo busca es hacer un manejo sostenible de este recurso y el agua de manera integral, para poder paliar los efectos del Cambio Climático y disminuir un poco la vulnerabilidad de los productores; asimismo, garantizar su economía”. Juan Carlos Rivera, Asesor Técnico PROAGRO.
El programa incorpora dos elementos innovadores y fundamentales: Integralidad, añade tecnologías que son los pilares para el desarrollo de la ganadería sustentable sobre todo cuando se está viviendo en épocas secas. Estas tecnologías se basan en el manejo, producción y conservación de forrajes; cosecha y manejo eficiente del agua, y manejo del hato ganadero.
El Cambio Climático se vive día a día en el Chaco boliviano, es por eso, que las familias ganaderas están optando por nuevas tecnologías para aprovechar el monte y el agua, tecnologías que son promovidas e implementadas con el apoyo de las gobernaciones regionales, departamentales y locales.
El enfoque de interculturalidad y género es adaptado y desarrollado por comunidades indígenas en el Chaco y respeta usos, costumbres y rescata saberes locales. Para planificar las actividades en torno al Modelo, los asesores técnicos consideran el calendario agrícola-festivo, que El Modelo de Gestión, en comunidades guaraníes, se lo está tratando desde un enfoque ambiental y social, para garantizar la seguridad alimentaria y, a mediano y largo plazo, desde un enfoque económico, para poder incrementar la rentabilidad”, comenta Juan Carlos Rivera, Asesor Técnico de PROAGRO Chaco.
Género: el Modelo permite la inclusión de las mujeres en los diferentes procesos de la actividad ganadera, para fortalecer sus conocimientos y contribuir al desarrollo de sus capacidades, mediante el apoyo a la administración de la finca familiar o comunitaria.
“Nosotras hemos tenido capacitaciones sobre monte diferido, silvopasturas, para mantener el forraje, ha habido cursos sobre cómo hacer el enfardado del pasto, para poder guardar en épocas críticas” Fanny Ursagazte, Asociación de Productores Lácteos, APROLAC, Macharetí-Santa Cruz. sirve para dimensionar los tiempos, desde una perspectiva intercultural.
Los actores involucrados en la aplicación del Modelo son: los productores ganaderos, las comunidades indígenas y los gobiernos locales, las universidades, el Programa Nacional de Ganadería y Forraje, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) y diversas ONG’s.
En la implementación del Modelo con ganaderos tradicionales se logra que, a través de la oferta tanto de forraje como de agua, que el productor pueda tener más días de ordeño, esto ayuda a que aumente la producción de leche y queso. Otro factor importante, es que el tener agua y forraje para la época seca, no sólo permite que los animales no se mueran, sino que los ganaderos produzcan más leche y más y mejor carne.
Este modelo, además de beneficiar económicamente, ayuda a la conservación del medio ambiente, contribuye, simultáneamente, a la mejora de la cobertura vegetal, ya que el monte nativo se regenera. De igual manera, a través de asistencia técnica e integral y apoya a mejorar las capacidades y condiciones para almacenar agua que tienen los productores ganaderos, así como para reducir el escurrimiento, el arrastre de sedimentos y la erosión de los suelos en el monte.
Lic. Brenda Pardo Asistente de comunicación y capacitación PROAGRO
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