Cuando lo excepcional es cotidiano

A estas alturas de la historia aún hay quienes hablan con incredulidad de las mujeres que son capaces de conjugar la maternidad con una carrera exitosa. Aunque quienes comentan sobre esto lleven la mejor de las intenciones, el asumir como excepción lo que en todas ellas es norma resulta, cuando menos, ingenuo.

No cabe duda que ser buena madre y socialmente exitosa requiere de mucho trabajo, y equilibrar ambos roles es una maestría que solo las mujeres logran. Figuras políticas, grandes estadistas, ejecutivas de empresas, artistas y quienes realizan empleos esenciales en los servicios durante largas horas, toman conciencia de que, a pesar de sus muchas obligaciones, están en la cima de las prioridades sus hijos y, justamente por ellos, dan el máximo en sus profesiones.

Nadie como ellas para organizar el tiempo y sacar el máximo de cada minuto. Lo mejor es que hasta les queda espacio para compartir con su pareja y sus amigos.

Como si no bastara con todo eso, destinan un espacio propio para ir al salón de belleza, hacer ejercicio o ir de compras a hacerse cargo de las tendencias de temporada. ¿Cómo lo consiguen? “Lo primero es que la mujer es capaz de pedir ayuda y no tiene reparos en exigir compartir eesponsabilidades”, dice la Dra. Mirtha Moya, especialista en planificación familiar y madre ella misma de cuatro hijos.

“Necesitas también apoyo de tu pareja, un pediatra de confianza y ser capaz de poner límites a tu jornada laboral”, agrega.

Lo que no dice la especialista Moya es que las madres están hechas de un material humano de calidad única. Las cosas hay que llamarlas como son: El sexo femenino es superior y tan admirable, que lo que a muchos hombres nos parece titánico, en las mujeres es cotidiano. Madres, esposas, colegas, amigas y hasta enemigas —que de ellas también se aprende mucho—, son el mejor ejemplo de cuánto se llega a lograr y el parámetro para la admiración que todos necesitamos.