Hay falencias graves en el cumplimiento de deberes y obligaciones de senadores y diputados; su accionar, como integrantes del primer y más importante poder del Estado, está comprobado que es pobre y deja muy poco que desear para la mayoría de la población. Que se aprueba leyes es evidente; pero, hay que reconocer que muchas de ellas son pensadas, redactadas y aprobadas previamente, aunque indirectamente, por dependencias del Poder Ejecutivo; no hay, en concreto, proyectos de leyes que hayan sido concebidas, pensadas y preparadas por los integrantes del Legislativo.
Se dice, y con razón desde el año 1956, que el yerro radica en que los senadores y diputados nombrados como plurinominales, son designados “a dedo” por los jefes de partidos políticos que los nombran sin tener en cuenta si existen las condiciones y merecimientos para el ejercicio de funciones tan importantes como deberían ser las de legisladores.
El pueblo, el que vota sobre la base de un Padrón Electoral, no interviene para nada en la elección de senadores y diputados plurinacionales; son las organizaciones políticas que, por razones y méritos que sólo ellas conocen, hacen las designaciones para que representen a los diferentes distritos del país y, en el caso de senadores, a los nueve departamentos. En otras palabras, no se puede endilgar al votante la elección de dichos parlamentarios porque no se vota, no se elige, no se diferencia capacidades ni condiciones para el ejercicio de lo encomendado por los políticos.
El caso de los diputados uninominales, elegidos por el voto ciudadano tomando en cuenta méritos y condiciones, es diferente; pero lo que se debe lamentar es que esos diputados uninominales se pierden en el conjunto de los otros, especialmente de los que pertenecen a las bancadas del oficialismo y no intervienen mayormente. La prueba radica en que son pocos, muy pocos los parlamentarios –como el caso de una senadora- que apoyan denuncias, hacen campañas en pro de determinadas situaciones y leyes, es decir, trabajan de consuno con el oficialismo y su labor que debería ser dinámica y constructiva no se la siente, no se la ve.
Uno de los principales aspectos que se debería estudiar en el Legislativo es el cambio en la forma de designar “a dedo” a senadores y diputados, porque todos deberían ser elegidos mediante el voto popular y debido a méritos y condiciones culturales muy altas para ejercer situaciones tan delicadas, necesarias e importantes; mientras no se cambie la ley sólo beneficiosa para los partidos políticos, será casi imposible un actuar correcto, honesto y responsable de senadores y diputados que merece el Legislativo y la vida institucional del país.
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