Las elecciones ya tienen una fecha definida, y es el 12 de octubre del presente año. El actual oficialismo que encarna el Movimiento Al Socialismo se la está jugando para acceder a un tercer período de Gobierno de manera consecutiva. Víctor Paz Estenssoro es el Presidente que ha gobernado Bolivia por más tiempo (doce años y seis meses en total), y el único que puede batir ese récord es Evo Morales, si es que ganase la elección de octubre.
La oposición intenta forzar a una segunda vuelta electoral (en el mejor de los casos) y arrebatarle los 2/3 de la Asamblea Legislativa Plurinacional en el peor de los casos. Pero ni lo uno ni lo otro es fácil sin el requisito de la unidad de las diversas fuerzas opositoras. Dicha unidad pareciera una tarea sencilla, pero no lo es.
Todos los partidos opositores intentan aplicar la típica frase “unidad sí, pero conmigo a la cabeza”, y no hay el que quiera dar el paso al costado, pues todos se creen presidenciables, afirman tener amplio respaldo popular, que la encuestas los colocan por las nubes, que son la única solución, critican la actual gestión gubernamental pero no están provistos de una ideología y de un Plan de Gobierno que convenza al ciudadano y que, por sobre todo, muestren al electorado la viabilidad de una Bolivia post-Evo. Solamente se dedican a criticar, pero no existen propuestas o, al menos, no se las percibe.
Los diversos opositores se reúnen y no llegan a un acuerdo, total, el “Plan B” es presentarse a las elecciones con su propia sigla y luego ver el resultado. En este sentido, el Movimiento Al Socialismo muestra una sonrisa, pues mientras más fraccionada se encuentre la oposición, más fácil tiene el camino para ganar por tercera vez consecutiva.
Los opositores se estrellan contra ellos, se acusan de todo, y justifican por qué deben ir a la cabeza, pero no quieren dar un paso al costado y dejar que las nuevas generaciones tomen la candidatura presidencial, y los mismos personajes que han estado en la política boliviana desde hace 20 años, son los que siguen vigentes.
Los opositores no dejan que existan nuevos liderazgos, pues los jefes no van a permitirlo, y los jóvenes que tienen todas las cualidades para tomar el poder no lo hacen, ya que deben trabajar para subsistir, tienen familias que alimentar, no cuentan con recursos económicos para desarrollarse en la vida política, y muchos potables líderes políticos que el país necesita, se terminan apagando y se dedican a todo, menos a la política. Pero los que detentan el mando de los partidos opositores, siguen haciendo sus estrategias para no soltarlo, sin embargo el que se perjudica es el país, ya que no existe el tan ansiado recambio político que un buen sector de la ciudadanía reclama.
Si los opositores no dejan de lado sus caudillismos para generar unidad, el resultado de las elecciones es más que previsible.
El autor es abogado.
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