La Iglesia en la transición a la democracia

El 10 de octubre de 1982, por segunda vez, Hernán Siles Zuazo asumió la Presidencia Constitucional de la República, después que en tres elecciones obtuvo la victoria, pero fueron desconocidas en el Congreso.

Su retorno al país, del exilio en Perú, se debió a que el presidente general Guido Vildoso optó por resignar el cargo, que lo ejercía por orden de las Fuerzas Armadas. Su propósito era que se restablezca la democracia en el país. La gestión que cumplió fue de menos de 3 meses, del 21 de julio al 10 de octubre de 1982.

El Congreso Nacional se hallaba en funcionamiento. La decisión que adoptó ha sido reconocer el triunfo de Siles, en la elección de 1980. Aunque la recepción popular que tuvo en La Paz fue apoteósica, Siles no quiso asumir la Presidencia. Planteó que se efectúe una nueva elección.

Tanto el Parlamento como la ciudadanía en general insistieron en que acepte, por la crisis económica que enfrentaba ya el país. Empero, como experimentado político, siguió resistiéndose a acceder a la Presidencia. Adujo que tendría un poder legislativo dominado por los partidos opositores y que, en tal circunstancia, más la crisis económica, su gobierno sería muy débil.

El único apoyo que tenía era de su partido, escindido del MNR histórico, con el denominativo de MNR de izquierda, y de sus aliados electorales, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Partido Comunista. Las 3 organizaciones integraban la UDP (Unidad Democrática y Popular).

Ante tanta insistencia, pues se arguyó incluso que “el hambre no espera”, como reacción a su pedido de nuevas elecciones, terminó aceptando ser posesionado como Presidente Constitucional, el 10 de octubre de 1982.

Tal como Siles previó, el parlamento opositor hizo hasta lo imposible para frustrar su gestión. Pero, más grave aún, la crisis económica se agravaba día a día. El proceso se deterioró con mayor intensidad por el malestar social, reflejado en huelgas prolongadas, en demanda de mayores aumentos salariales para enfrentar la hiperinflación, la que a diciembre de 1985 llegó a más del 8.200%.

Flavio Machicado Saravia, académico y distinguida figura pública, presentó en días recientes la segunda edición de su libro “Lecciones en Democracia”. La primera apareció en noviembre de 1998. La reedición, de mucha valía para la memoria del país, registra textual e íntegramente las exposiciones que se produjeron en el “Diálogo para la Democracia”, propiciado por la Iglesia Católica.

La Conferencia Episcopal de Bolivia Iglesia presentó un plan de trabajo a los partidos políticos, a la Central Obrera Boliviana y a la Confederación de Empresarios Privados, resumido en cinco puntos: defensa de la democracia, concertación nacional, tregua social y política, reactivación económica y bienestar social.

Machicado, en el inicio del Prólogo de su obra, expone: “El presente libro está dedicado a las generaciones que no estuvieron presentes en una de las etapas más críticas de Bolivia, cuando nuestra integridad nacional y recién recuperada democracia estuvieron en serio peligro. El contexto histórico, relatado más adelante, estuvo caracterizado por la entrega del poder a los civiles por parte de los militares, quienes habían sido incapaces de lidiar con factores externos y domésticos, que derivaron en una frágil situación económica y un escenario político social complejo y precario. El retorno a la democracia, por lo tanto, fue un camino lleno de baches y el presente (libro) recoge uno de sus más intrigantes capítulos”.

La Iglesia Católica, al presentar su plan de trabajo, pidió que los partidos representados en el Parlamento participen en el Diálogo para la Democracia, sin distinciones ideológicas. En las discusiones políticas actuó de moderador el padre José Gramunt de Moragas, en ese tiempo director de Radio Fides.

El padre Gramunt, en comentario periodístico que publicó posteriormente, expresó, en uno de sus párrafos, que “Las largas jornadas de intervenciones repetitivas y llenas de mutuos recelos personales, no llegaban a nada. Las fuerzas antagónicas del gobierno habían coincidido en que la solución de la crisis se reducía simplemente a la salida del Dr. Hernán Siles Zuazo de la Presidencia de la República, lo que finalmente sucedió…”.

Los partidos dejaron a un lado el tratamiento de los temas económicos y sociales, indica Machicado; coincidieron simplemente en la salida de Siles del gobierno. La COB rechazó el tratamiento del plan. En tanto, la Confederación de Empresarios declaró su apoyo a todo el documento.

El debate sobre la forma en que debía resolverse el tema político no avanzó mayormente. Siles, que estaba en huelga de hambre, con su puño y letra escribió un documento titulado “Declaración de la UDP”, dirigida al Episcopado, en la que anunció que estaba dispuesto a convocar a elecciones generales, reduciendo en un año su gestión. Con esta decisión, el Congreso acordó que la consulta popular se realice el 16 de junio de 1985. De ellas emergió la cuarta presidencia de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989).

Con el “Acuerdo Político Fundamental” suscrito por los representantes de los partidos políticos, se puso término al Diálogo para la Democracia, el 21de noviembre de 1984. Virtualmente, se aceptó la propuesta de cinco puntos propuesta por el Episcopado transcritos en líneas precedentes.