Sobre “Las venas abiertas…”

Necesariamente tenemos que sumarnos a la sorpresa que causaron a muchos periodistas y escritores las recientes declaraciones del uruguayo Eduardo Galeano, autor de “Las venas abiertas de América Latina” (1971).

El contenido de la entrevista tiene las siguientes frases: “Después de tantos años no me siento tan apegado a ese libro como cuando lo escribí. El tiempo pasó… comencé a aproximarme más a la realidad humana… trató de ser un libro de economía política, sólo que entonces yo no tenía la formación necesaria… No sería capaz de volver a leer el libro. Me desmayaría. Para mí esa prosa de izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría…”, etc.

PASARON LOS AÑOS

Han pasado los años y durante ese tiempo hemos visto cómo en colegios, normales y universidades, el texto mencionado era de lectura obligada y su contenido, considerado como una verdad absoluta. A tanto llegó el fanatismo de más de un político, que después de leer el libro, declaraba su intención de “levantar una metralleta y luchar en las calles contra el imperialismo capitalista”.

Qué no daríamos hoy por ver los rostros de esos maestros y catedráticos universitarios que (muchos sin haberlo leído), recomendaban la lectura de “Las venas…” y no querían escuchar cuando les recomendábamos también leer las respuestas correspondientes en el “Manual del perfecto idiota latinoamericano” (España. 1996) y en “El regreso del idiota” (Buenos Aires. 2007), libros escritos por tres ex izquierdistas como Plinio Apuleyo Mendoza (colombiano.1932), Carlos Alberto Montaner (cubano. 1943) y Álvaro Vargas Llosa (peruano. 1966); todos ellos, decepcionados de su antigua militancia política.

TRES LIBROS

Hace varios años, la curiosidad periodística nos llevó a leer los tres libros mencionados anteriormente y de su lectura obtuvimos la siguiente conclusión: la actividad política es algo que lleva a sus actores a conseguir notoriedad pública, mucho dinero y sobre todo poder y más poder. Los que no logran éxitos económicos, sociales, artísticos y hasta intelectuales, luchan “a brazo partido” contra los que sí lo lograron. Entonces, entre ambos grupos se desarrolla una lucha muchas veces cruel; los unos por no perder su situación (obtenida sobre la base de trabajo y sacrificio); y los otros, por alcanzarlos y hasta superarlos en todos los aspectos (incluidas las “mañas” de siempre). Así de sencillo, sin necesidad de recurrir a teorías políticas contenidas en voluminosos libros de escritores alemanes, rusos y chinos muy conocidos.

Por eso el lector no se debería sorprender cuando realice un diálogo con algún político “convencido” y escuche de él estas aseveraciones: “Marx dice…”, “Lenin dice…”, “Mao dice…”, etc.

LECCIÓN DE VIDA

Sirva de lección el tema presente también para unos y para otros. Para muchos de los primeros, por recomendar y creer en lecturas no conocidas; y para los otros, en recibir ingenuamente mensajes con intenciones ocultas con el claro objetivo de conseguir militantes para sus partidos políticos.