El papa Francisco logró ayer, primero en Belén y después en Jerusalén, el compromiso de los presidentes palestino e israelí, Mahmud Abbas y Simón Peres, respectivamente, de acudir al Vaticano en las próximas semanas para rezar juntos por la paz en Oriente Próximo.
Jorge Mario Bergoglio cursó su invitación de forma breve y sencilla —“construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento”— convirtiendo su viaje a Tierra Santa en un alegato vehemente, continuo, duro y por momentos emocionante a favor de la paz.
Según el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, la invitación es a “hablar de paz en un sentido religioso”.