El Convenio de formación, titulación y guardia para gente de mar

El año pasado se estrenó la película “Iron Man 3”, en la cual se preguntaba: ¿El hombre hace a la máquina o la máquina hace al hombre? Durante el desarrollo de la trama, Tony Stark se impone a sus enemigos no por su traje y armas, sino por sus cualidades como ser humano.

Ya que el factor humano es más importante que la máquina, cada sector ha procedido a su reglamentación, en el campo del derecho marítimo la Organización Marítima Internacional (OMI o WIPO por sus siglas en inglés) ha elaborado varios instrumentos normativos, siendo el más importante en dicho ámbito el convenio referido a las Normas de Formación, Titulación y Guardia para la Gente de Mar de 1978, más conocido por sus siglas en inglés STCW.

Debido a una serie de críticas referidas a la falta de claridad de sus conceptos, en 1992 se solicitó la revisión del Convenio STCW, habiéndose modificado el contenido del Convenio en 1995, dividiendo su contenido en dos partes, una primera parte obligatoria y una segunda parte recomendatoria, conociéndose desde entonces como Convenio 78/95.

El concepto de “gente de mar” se refiere a todas las personas que prestan servicios en el buque, por lo tanto no se restringe sólo a la tripulación, con excepción de los buques no comerciales, buques pesqueros, yates de recreo y buques de madera de construcción primitiva, los cuales gozan de una reglamentación especial.

Contenido del convenio establece cuáles son las equivalencias de los títulos a la gente de mar, los requisitos mínimos de formación y capacitación para el personal que va a cumplir labores en el buque, la forma en que se refrendan (convalidan) los títulos expedidos por otras administraciones.

Nuestro país se adhirió al convenio mediante Decreto Supremo Nº 21.785, de 7 de diciembre de 1987, sin embargo la Constitución Política del Estado de 1967, entonces vigente, en su Artículo 59 establecía que una de las atribuciones del Poder Legislativo era aprobar convenios internacionales, entre otros; algo similar a la atribución 14 del Parágrafo I del Artículo 158 del texto constitucional, del 7 de febrero de 2009.

Con el fin de enmendar este vicio de origen, mediante Ley Nº 3.990, de 18 de diciembre de 2008, nuestro país ratificó el Convenio STCW 78/95 y encomendó la administración, supervisión y control del cumplimiento del “Código de Formación” y la creación de una “Escuela Marítima” a la Fuerza Naval Boliviana, actual Armada Boliviana.

En ese marco normativo, el 29 de junio de 2010 se inauguró la “Escuela Marítima”, para la formación de gente de mar, la cual se encuentra dentro de la estructura de la Armada Boliviana.

Ahora que se puede optar entre la formación de marina de guerra y marina mercante, me permito sugerir que se pueda dar una formación suplementaria a los cadetes de la Armada Boliviana, con objeto de que puedan tener doble titulación, por cuanto los cursos son complementarios entre sí, brindándoles la oportunidad de inclinarse por una actividad comercial, si acaso la vida militar no les fuera propicia.

La formación que brinda la Armada Boliviana en la parte técnica a los cadetes ha sido reconocida internacionalmente, sobre todo en el caso de los capitanes fluviales bolivianos, quienes navegan en la hidrovía Paraguay - Paraná. En otro momento nos referiremos a su situación actual, baste con decir por el momento que, sensiblemente, se han visto obligados a adoptar otra nacionalidad para continuar trabajando en el ámbito fluvial.

Como recordarán, en la película “Iron Man 3” el protagonista no sólo que toma partido por la superioridad del hombre frente a la máquina, sino afirma que ante las adversidades las máquinas pueden llegar a fallar, pero el carácter de los hombres puede lograr vencerlas.