Punto aparte
La celebración del Día de la Madre, como siempre, deparó a todos grandes emociones. A unos porque la tienen aún para festejarla o por lo menos abrazarla y darle unos besos de cariño. Para otros, recordándola con nostalgia, por lo mucho que les dio para ser personas decentes, responsables, con valores humanos y religiosos.
De ahí que puede ser oportuno que todos conozcamos o recordemos la genealogía de la mujer-madre, que por lo que se leerá enseguida, en todos los tiempos fue abnegada.
En su libro “The Buying Brain”, el científico A.K. cuenta cuatro mini historias muy logradas para explicar la diferencia, más bien la similitud, de la vida cerebral de nuestros primeros ancestros, hace 100 mil años en África, y la vida actual. En las siguientes líneas, refiere un día en la mujer de aquella época, con un día actual de las mujeres-madres.
“Despiertas transpirada con un bebé hambriento en tus brazos. Lo limpiarás y le darás de comer y luego buscas algo de comida para ti.
Estás peligrosamente flaca y con muchísima sed. El bebé necesita succionar de ti todo tu reservorio de grasa. Con el bebé encima, te aventuras unos metros alrededor de tu área de refugio. Las otras mujeres, adolescentes y chicos de tu tribu, habían encontrado unos gustosos frutos y raíces. Cuando los niños se duermen, algunas mujeres los cuidan y otras siguen recolectando frutos, semilla y raíces y, a veces, pequeños roedores y víboras.
Todas las mujeres se mantienen cerca, siempre alertas a la aparición de depredadores, preparados para pararse entre fieras y los niños. Sin embargo, nunca atacarían a depredadores peligrosos y grandes. Su Córtex Prefrontal sabe que un ataque a “todo o nada” podría dejar a sus hijos vulnerables, sin protección o incluso muertos. Sin saberlo, este cuidado les permite cumplir con su objetivo en la evolución de la especie: procrear con éxito.
La banda de mujeres y chicos se pasa el día juntando comida y apoyándose mutuamente. No obstante, si alguna miente o engaña, quizá sea una ventaja evolutiva para ella y su progenie. Las mujeres se ocupan de los enfermos y aprenden con rapidez a interpretar a los demás y, sobre todo, a sus hijos, que sólo pueden comunicarse con expresiones faciales y el contacto de ojos. Sin lenguaje hablado, las mujeres pueden distinguir si lloran por hambre, irritación, aburrimiento, angustia, etc. Mientras cuidan a sus hijos todo el día, la Oxitocina fluye por su sistema, dejándolas tranquilas, hasta un poco sedadas, pero muy comprometidas con sus tareas.
El cableado del cerebro femenino evoluciona entonces con habilidades empáticas, comprendiendo muchas veces con sólo mirar al otro sus sentimientos o necesidades.
Cuando cae la noche, vuelven los hombres. Alguno habrá cazado una gran presa que alimentará con proteínas y calorías a toda la tribu.
Las mujeres celebran y recompensan al cazador exitoso (billetera mata galán), mientras que reaccionan tímidas y cautelosas con los frustrados, para no irritarlos más de la cuenta. Las mujeres entonces elegirán al mejor macho, según sus cualidades de exitoso cazador y procrearán con él. Mientras cenan y escuchan las historias de los cazadores (en lenguaje “gruñón”), las mujeres se acuestan al lado de sus hombres y con sus bebés en brazos.
Mismo cerebro, cien mil años más tarde…
Apagas tu alarma, te duchas y vistes rápido. Afuera todavía está oscuro, lo que te permitirá completar todas tus actividades del día.
Preparas la mochila y el almuerzo para los chicos. Miras el calendario y estableces qué actividades tienen. Firmas un permiso para una excursión y le escribes una nota a quien cuida a los chicos por la tarde, para que recuerde que tu hija tiene dentista y tu hijo partido de fútbol. Chequeas la heladera y anotas lo que falta y lo que podrían comer tus hijos cuando vuelvan a la tarde del colegio.
Pagas las cuentas online antes de despertar a los chicos, vestirlos, desayunar y llevarlos, apurada, a la escuela. Tu cerebro evolucionó Multitask, como el de tus ancestros que cuidaban a los chicos, buscaban comidas y atendían a los enfermos. Eres un genio de la eficiencia.
(El cableado del cerebro femenino funciona entonces como lo que se conoce por Multitasking, con una conexión entre los hemisferios derecho e izquierdo más importante que en los típicos cerebros de los hombres. Esto les permite hacer malabares entre emociones, la lógica y las muy diferentes tareas diarias, con más facilidad. En su día, las mujeres tienen muchas misiones críticas).
Estás levantada hace más de 12 horas y todavía no pudiste pasar 15 minutos de calidad con tus hijos. Les ayudas en sus tareas de la escuela, llamas a un “delivery” de pizza y abres la computadora para terminar lo que no pudiste hacer más temprano. Luego de una cena de 20 minutos, cada uno se va a su cuarto. Como mujer con cerebro que necesita conectar, te sientes un poco incómoda porque no pudiste hablar con los chicos ni con tu marido ni con tus amigas en todo el día.
A las 10 de la noche los acuestas, luego de chequear la tarea, y llega tu marido, mientras estás secando la ropa del lavarropa. Hablan un ratito muy corto y exhausta te tiras en la cama, a eso de la medianoche. Sueñas con amenazas y ataques simbólicos, mientras tu cerebro trata de entender lo que pasó en el día.
Comparado con sus ancestros, los cerebros de las mujeres de hoy tienen muchas más responsabilidades. Su habilidad para mantener a los suyos cerca se ve amenazada constantemente por el estilo de vida de la ciudad moderna.
Estas historias nos muestran con claridad cómo las emociones y el instinto son los verdaderos conductores del comportamiento de las mujeres, ya sea miles de años atrás u hoy, Siglo XXI”.
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