El abuso de comunicar

Actualmente las empresas de comunicación con fines de lucro aplican su teoría del derecho a la libertad de expresión para dañar la honra y honor de las personas, atropellando la dignidad del que piensa y actúa diferente a ellos. Esto constituye una contradicción flagrante y un delito penal que debe ser castigado con rigor. Ese daño lo hacen de múltiples formas: deteriorando injustamente su imagen ante la sociedad, o confundiendo a la opinión pública con declaraciones mal intencionadas y fuera de la realidad.

Han abusado de la paciencia de la sociedad civil que le ha concedido a los medios de comunicación la libertad de expresión sin restricciones. Para que esta afirmación sea justa, debo matizar a qué libertad nos referimos cuando hablamos de “libertad de expresión”. De ordinario, se alude a la “libertad de maniobra, manipulación o desinformación”. Si los seres humanos debemos crecer como personas creando vida comunitaria, esa forma de libertad está lejos de ser la auténtica. La auténtica es la “libertad creativa”, que supera inmensamente a la “libertad de manipulación o desinformación”. Por tanto, hace bien el Estado, cuando nos concede libertad para expresarnos a nuestro arbitrio, para ser jueces de la opinión pública y así presionar y rechazar a la libertad de expresión engañosa que se expresa en contra del bien común, o lesione de algún modo la dignidad humana, la justicia, la confianza, virtudes básicas de una vida social ordenada, acogedora, de paz y respeto democrático. Hacer mal uso de la libertad de expresión no es una actividad creativa sino mentirosa y manipuladora. No están, por tanto, justificadas estas acciones.

Esta libertad de los medios llamados independientes, no están contribuyendo al bienestar de las grandes masas poblacionales, más bien lo que consiguen es que el ciudadano dude de la credibilidad de la información que nos proporcionan, que es alterada y cada vez más alejada de lo que se.