Desde hace mucho tiempo hay discrepancias fronterizas entre diversos departamentos del país: Oruro-Potosí; Beni-Cochabamba y otros menores que no encuentran solución por parte de quienes deberían preocuparse del caso, como son senadores y diputados. Ya es costumbre que, de tanto en tanto, surjan discrepancias y reclamos al respecto, con inclusión de amenazas para tomar medidas.
La verdad es una sola: Bolivia es todo el país y todos sus componentes geográficos, económicos y sociales deben trabajar en pos de mantener esa unidad, olvidando viejos antagonismos que nada bueno traen a la tranquilidad nacional.
Los países, con inclusión de los que están conformados por varios estados federales, mantienen unidad férrea sobre los principios y objetivos del país y no hay distancias ni diferencias entre ellos porque cada parte entiende que lo poco que se discute no puede ser causa para la división y, por el contrario, debe ser motivo para que la unión sea parte de su vida. Como ejemplos de unidad se puede nombrar a los Estados Unidos, al Brasil y México para mencionar casos de absoluta concordia y coincidencia de principios, fines y objetivos.
En Bolivia, las diferencias habidas entre campesinos, apoyados a veces por comités cívicos, son mínimas y están referidas generalmente al paso de ganado de un distrito a otro y, desde el auge que se ha presentado con la quinua, hay reclamos sobre si Oruro y Potosí deben cultivar determinada clase de ese producto o no, cuando la realidad muestra que ambos departamentos, con suficiente territorio de tierras fértiles para el cultivo de muchos alimentos, pueden dedicar sus energías al cultivo de la quinua que es requerida en todo el mundo.
Hay mucho por hacer en el país, tanto como extenso es el territorio, para lograr diversas fuentes de producción que puede llegar a la agroindustria; todo depende de la voluntad que cada parte ponga en los empeños a llevarse a cabo. No caben, bajo ninguna razón, diferencias de límites por no haber sido fijadas oportunamente por el Congreso de la República, ni que los separen más y, en algunos casos, se amenace con llegar a distorsionar la buena amistad y vocación de mutua cooperación que debe haber entre poblaciones.
Por su lado, para contentar a las partes, el Poder Legislativo debería empeñarse en delimitar debidamente los espacios fronterizos, pero con el ánimo de unir y no separar más, con la vocación de lograr entendimientos, abandonando posiciones chauvinistas que a nada bueno pueden conducir. Todos los casos problemáticos deben ser encarados con prontitud y responsabilidad.
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