Amistoso
Inesta, en conexión con Silva, diseñó la mejor versión de España, que se rodó ante una Bolivia digna, tocó el balón con soltura y volvió a mostrar que le cuesta marcar.
Veinte años después, España se volvió a ver las caras con Bolivia. Xabier Azkargorta, técnico de los sudamericanos, tiene el bigote mucho más blanco; también Vicente del Bosque. No le falta vigor al seleccionador vasco, que protestó todas y cada una de las faltas que Bolivia le hizo a España al borde del área. La actitud beligerante de Azkargorta fue toda una señal de seriedad en un partido de escaso fuste competitivo. Bolivia fue digna ante una España plagada de suplentes, que se tomó su primer amistoso antes del Mundial con un poco más de intensidad que cualquier entrenamiento. Quizás porque los roles en esta selección están bien definidos. Los campeones son los campeones y muy pocos de los que jugaron ante Bolivia serán titulares ante Holanda en el estreno en la Copa del Mundo: Azpilicueta, Piqué, Xavi y quizá Pedro.
España se rodó en un ambiente festivo en Sevilla, como siempre entregada. Pero hasta que no entró Iniesta, el fútbol no estaba para algarabías. Mejoró España con el seis, pronto acompañado por el sutil pie de Silva. Sin desmerecer, en cualquier caso, las ganas de Xavi, que parece dispuesto a despedirse por la puerta grande del fútbol mundial. Del mismo modo, se expresaron Pedro, siempre veloz y con chispa con la selección, e Iturraspe, que manejó el balón y el ritmo desde el eje de la medular. Chirrió, sin embargo, ver a Mata de extremo. Torres, consciente de que no será titular, agradeció con entrega la confianza que le tiene Del Bosque. Pero todo se resumió en el segundo tiempo comandado por Iniesta, en conexión con Silva y Cesc, resguardados con un doble pivote. Reflejo realista del estilo innegociable que ha llevado a este grupo a la gloria.
Ante una Bolivia ordenada y de aceptable defensa, España no pasó por ningún apuro, pero tampoco llegó con fluidez a la meta defendida por Quiñones. Las mejores ocasiones llegaron a balón parado, como en un remate de Javi Martínez de cabeza que sacó el meta, o en disparos desde fuera del área, caso de Azpilicueta. España tocó bien, pero sin profundidad y escasa convicción.
La selección, que tiene un problema con el gol, pues hace los justos, marcó en un penalti más que discutible sobre Javi Martínez. Marcó Torres, que también falló una vaselina poco después tras un gran pase de Iniesta. El manchego ya estaba en el campo. Con él, apareció cierta magia en el equipo, también con la entrada, de una tacada, de Busquets, Silva y Cesc. Pocas selecciones disponen de tanta artillería. Mejor para Del Bosque, que pudo percibir, entonces, algo de la fragancia que ha acompañado a este equipo campeón. Se estrenó Deulofeu y el partido fue muriendo a medida que Azkargorta dejó de hacer aspavientos.
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