Roma.- El papa Francisco pidió ayer a los integrantes de la Renovación Carismática Católica (RCC) que sean adoradores de Dios, pero no sus “controladores”, durante la celebración de la 37ª Asamblea de este movimiento posconciliar de la Iglesia, celebrado en el Estadio Olímpico de Roma.
“El peligro de la renovación es la excesiva organización. La organización es buena, pero hay que dejar a Dios ser Dios para que dirija, guíe y oriente a cada persona en cada momento. Son dispensadores de la gracia de Dios y no controladores. El fundamento de la renovación debe ser adorar a Dios”, afirmó.
Se trata de la primera vez que un pontífice asiste a la cumbre anual de este movimiento que habitualmente tiene lugar en Rímini, en el norte de Italia, pero que en esta ocasión se trasladó a Roma para poder contar con la presencia del jefe de la Iglesia católica, informó Efe.
Jorge Bergoglio fue recibido con el himno “Osana en el cielo” por los asistentes, unas 52.000 personas según los organizadores.
Durante el acto, que duró una hora, el Papa argentino reconoció que inicialmente la RCC no contaba con su simpatía, aunque después de conocer su actividad se dio cuenta de que “amaban la Iglesia”.
El discurso del pontífice estuvo marcado por consejos y recomendaciones constantes para que - afirmó - “el movimiento no se olvide de su esencia, que tiene que ser adorar a Dios”.
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