Washington.- El Gobierno de EEUU trató de sortear ayer la polémica que ha generado en su país la liberación de cinco presos afganos de Guantánamo a cambio de un militar estadounidense, mientras los republicanos advirtieron de que esa decisión puede poner en peligro al país y enviar el mensaje equivocado a Al Qaeda.
El traslado a Catar de cinco presos que integraron la cúpula del régimen talibán en Afganistán y que llevaban más de una década en Guantánamo ha despertado críticas por la decisión del Gobierno de desplegar la operación sin avisar al Congreso y la percepción de que ha roto su política de no negociar con terroristas, informó Efe.
“La fuente principal de financiación de Al Qaeda son las recompensas por secuestros. Y acabamos de ponerles precio”, dijo el legislador republicano Mike Rogers, quien preside el comité de Inteligencia de la Cámara Baja, a la cadena CNN.
“Al negociar en este caso, hemos enviado un mensaje a todos los grupos de Al Qaeda de que ahora los rehenes estadounidenses tienen un valor que antes no tenían. Eso es peligroso”, agregó.