La fuerza de la educación

El apostolado de la educación no solo es factor indivisible para los que ejercen, como profesión, la función educadora ; todos los humanos, en las distintas fases de la vida están predestinados a educar : desde el niño que sabe mas a sus compañeros,el adolescente que culmina sus esfuerzos con mayores conocimientos y lideriza los estudios universitarios de sus futuros colegas de profesión, los padres que súbitamente asumen ese estado y deben recurrir a todos los recursos de conocimiento, tanto propios como externos, para desarrollar la misión de educador en el hogar, con responsabilidad, actualización, constante esfuerzo e imagen, que permitan a los hijos nutrirse de las fortalezas morales y espirituales, necesarias para su emancipación. Los abuelos en su incesante vigilia por sus nietos y eventualmente bisnietos, no desmayan en apoyar con experiencia y cariño a la preservación del hogar ante el influencia de desvíos de diferente causa.

De este transito nadie puede excluirse, y, es muy sabio, prepararse sigilosa e internamente para las épocas en que deban investir los diferentes estados que depara la vida. Esta observada desde un punto de vista apocalíptico no es una alternativa deseable para nadie, empero, observada desde la óptica de los diferentes estados a transitar, los roles a desempeñar, la responsabilidad a ejecutar, el amor a generar y el contenido a elaborar, es sin duda esperanza, optimismo y alegría : por el implícito hecho de vivir.

A la educación se le puede atribuir todo el contexto de sentido que emana de su aproximación. No hay actividad mas poderosa, influyente y decisiva para el futuro de la humanidad, porque al influjo de su progresivo alcance se puede desarrollar el elemento mas preciado de la fisiología humana que es el cerebro ; con cuya evolución y crecimiento cognitivo se aspira a una intima y coherente relación con el espíritu, interpretando esa conjunción como el equilibrio del raciocinio del que dependen las actitudes y obras de los humanos. Ello identifica la fortaleza para emprender cualquier cometido que preserve la dignidad,la integridad, progreso y evolución de la especie humana, entonces, no debería existir ningún reparo o diferimiento en invertir en la educación, para eliminar exitosamente, pues el hombre lo puede, las drogas del escenario de la vida actual.

La educación desde el punto de vista jurídico general, es un derecho inalienable de los habitantes del mundo. No existen constituciones o cartas magnas en las naciones del universo que no contemplen a la educación como un derecho para todos sin excepción ; postulado que no se cumple según su intrínseco mandato. De lo contrario no existirían analfabetos en el mundo y el proceso educativo de los pueblos evolucionaría en un progreso constante, impidiendo eficazmente las desviaciones sociales y las tendencias cada vez mas vigorosas de inclinación al vicio.

Ante la presencia masiva de la droga, que no es tarea fácil eliminarla por completo, los presupuestos deberían replantearse y asignar educación preventiva a los padres, al esclarecimiento del tema de las drogas en los centros de enseñanza y al seguimiento puntual y consecuente,acciones que conducirían a la disminución paulatina de los consumidores y adictos.Hoy sucede lo contrario :se incrementa la adicción y consumo en los niños y jóvenes, sin establecer todavía un tratamiento del problema que convenza a todos, para un mal que esta diezmando a la juventud. Si existen recursos en los países desarrollados..¿Como es posible que fracasen en eliminar la droga de la juventud, aun poseyendo ejércitos de psicólogos y expertos ?

Esta triste realidad, que degenera al ser humano, nos indica que las inversiones están mal dirigidas, exigiendo un replantamiento de las acciones : invirtiendo en el hombre, actualizando su educación para afontar el mal, desde sus estados de padre y ciudadano, responsable ante su sociedad, para que emerja una conciencia colectiva, a la cual es muy difícil corromper o subordinar a otros intereses, pues se trata de reconducir a la juventud y a preservar a la especie.

Es tan alarmante la inexperiencia de los padres en la educación de sus hijos, que su interacción es deficitaria, lo que puede registrarse desde la edad parvularia. Los maestros que conducen a los niños en los jardines de infantes, comprueban, mediante numerosas estadísticas, para propio espanto, el afloramiento de las carencias que se detectan en los hogares : una pronunciada pobreza emocional de los padres, una tangible incapacidad de comunicación, y una indiferente torpeza para tratar con éxito las inquietudes de esclarecimiento de sus hijos.