El reconocimiento del Ministro de Minería y Metalurgia de que existe un “retraso muy fuerte” en la industrialización del litio en Bolivia y su anuncio de que se realizará una evaluación interna de lo que se ha hecho para que los proyectos no se detengan, constituye hoy la mejor noticia sobre esta cuestión en los más de seis años de un esfuerzo con muy pocos resultados tangibles.
Hay que aclarar de que la anterior afirmación no tiene un ápice de ironía ni mucho menos, sino más bien un ferviente deseo de esperanza de que, por fin, el Gobierno nacional pueda iniciar un proceso de valoración seria y objetiva acerca de los verdaderos avances de un proyecto piloto que empezó a hacer aguas hace ya varios años.
Dice bien el Ministro cuando explica que no existe tecnología universal para la explotación del litio y que había que construir un conjunto “criollo” de recursos tecnológicos. No estoy, sin embargo, de acuerdo con el mencionado dignatario de Estado en que esta línea estratégica fijada por el Gobierno nacional haya sido la causa de la gran demora. Es que convendría que el Ministro pudiera fijar su vista un poco más allá de lo que posiblemente le han venido contando los actuales responsables del proyecto más estratégico y a la vez menos comprendido y atendido por las más altas autoridades del país.
Vale la pena puntualizar que en la actualidad no es suficiente destinar grandes sumas de dinero a proyectos tan importantes y complejos como el del litio y, en general, los recursos evaporíticos.
Quizás antes de asignar una tarea de semejante envergadura a un grupo de profesionales inexpertos, el Gobierno debería haberse informado mejor sobre el tema desde al menos las tres perspectivas que propuse tiempo atrás, a saber: a) que el desarrollo industrial del litio y los demás recursos evaporíticos existentes en el salar de Uyuni tendría que ser visto de una manera integral y no sólo focalizada en el litio y en el potasio; b) que el esfuerzo debía ser intersectorial, pues requería el concurso de otras carteras de Estado que tenían y tienen mucho que decir al respecto; y c) que el emprendimiento debía adquirir un carácter interdisciplinario, pues requería el concurso de los mejores profesionales de diversas ramas del saber humano.
En este sentido, sería bueno que para proceder a licitar internacionalmente la contratación de una firma privada encargada de construir la planta industrial de cloruro de potasio, se informe un poco más sobre las implicaciones de avanzar en esta dirección sin contar con la claridad necesaria sobre el proceso tecnológico a utilizarse en la producción de carbonato de litio que, como he manifestado en muchas ocasiones, no constituye -ni por si acaso- una tarea concluida.
Finalmente, tengo a bien comentarle que nada de esto significa ceder un recurso estratégico a algún privado o algo parecido.
El autor es Analista de la economía del litio.
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