Lavarse con silencio

Pedro Miguel Lamet

Contaba una joven monja que muy agobiada fue a consultar a su director espiritual: “Mire, padre, estoy muy preocupada. Es que, cuando estoy mejor en la capilla, es cuando no hago nada, ni pienso en nada; simplemente estoy”. El sacerdote sonrió: “No se preocupe, hermana, acaba de descubrir el silencio”. La religiosa no se fue muy convencida. ¿Cómo podía alcanzar aquella paz interior sin pensar, reflexionar, sin leer algo? Y sin embargo, estando así simplemente, saboreaba una quietud y una alegría que nunca hasta entonces había disfrutado.

Vivimos más que nunca ensordecidos por el ruido. Hay un ruido exterior que no para: en el bar, en el coche, en casa, en la calle. La radio, la tele, el móvil, los mensajes, la publicidad nos embotan los sentidos. Pero hay otro ruido interior más peligroso, el de la mente, que runrunea dentro de nosotros desde un personaje que creemos ser y no somos. Te da la tabarra con la culpabilidad del pasado, que ya no existe, y por tanto se convierte en una tortura inútil. O con las preocupaciones de lo que va a venir, un futuro lleno de miedos que nos adelantamos también inútilmente de forma masoquista, porque aún no sabemos realmente cómo será. La mente siempre nos contamina con sus ruidos, alejándonos de lo que es.

Sólo el silencio nos libera. Pero le tenemos pavor, porque lo identificamos con soledad y vacío, sin apreciar que es una soledad acompañada del Universo y un vacío lleno. Escribe Benedetti:

Qué espléndida laguna es el silencio/ allá en la orilla una campana espera/ pero nadie se anima a hundir un remo/ en el espejo de las aguas quietas.

Si nada más al levantarnos, se enciende la tele en casa, y se apaga al irnos a la cama; si las noticias, en su mayoría negativas, nos bombardean día y noche; si el teléfono móvil, la publicidad y las redes sociales se han convertido en nuestro cordón umbilical con la vida, vivimos dentro de una nube de ruidos. Un autor anónimo medieval del Siglo XIV escribió un libro titulado La nube del no saber. Es curioso lo moderno que resulta este viejo tratado en rechazo de toda conceptualización, en lo que coincide con el interés que despierta hoy en Occidente la meditación oriental del Yoga y el Zen. Quizás porque se ha convertido en una urgente necesidad de subsistir.

Se trata de un hecho que va más allá de las religiones e incluso de la fe y la increencia. El silencio interior es la mejor terapia que existe. Dice Ana María Schlüter, maestra Zen, que “el silencio es regresar a casa”, es decir recuperar nuestra identidad que está en el fondo de nuestro ser, sobre el cual hemos echado mucha hojarasca, mucho ruido.

A la gente le da miedo el silencio porque cree que cuando se queda sola consigo misma le van a morder todos sus monstruos interiores. O que no va a conseguirlo por las distracciones y los pensamientos que reaparecen. Hay métodos sencillos como contar respiraciones de diez en diez o repetir una frase o una palabra. Pero el objetivo es intentar, sin tensiones, sortear ese “loro interior” e ir conectando con el fondo de nuestro ser, donde estamos bien; quizás porque salimos así de fábrica y poco a poco nos hemos ido estropeando con palizas mentales e identificaciones absurdas: nos centramos en el papel que representamos en la comedia de la vida más que en lo que en el fondo somos.

No deja de ser paradójico en un mundo hipercomunicado como el nuestro que la tristeza mayor del hombre provenga de sentirse separado, en definitiva solo en medio de una multitud, solicitado por millones de signos y sonidos. El silencio cura porque nos conecta con lo que somos, nos devuelve a la unidad con todo. Mejor lo sintetiza esta hermosa frase de Tagore: “Pues que se prende en ti el polvo de las palabras muertas, lava tu alma en el silencio”.

El autor es periodista y escritor.

ccs@solidarios.org.es

TITULARES

 
Revistas

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

EL DIARIO
Decano de la Prensa Nacional
Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y la Asociación Nacional de Prensa.

Dirección:

Antonio Carrasco Guzmán
Presidente del Consejo de Administración

Jorge Carrasco Guzmán
Gerente General

Rodrigo Ticona Espinoza
Jefe de Redacción

"La prensa hace luz en las tinieblas
y todo cuanto existe de progreso en el mundo
se debe a su inagotable labor"...

JOSÉ CARRASCO


Publicidad
Portada de HOY

JPG (719 Kb)      |       PDF (432 Kb)



Caricatura


Sociales

XLIV ANIVERSARIO DE LA ESCUELA DE COMANDO Y ESTADO MAYOR NAVAL

Fernando Zeballos, viceministro de Defensa; el embajador de Cuba, Rolando Gómez; Gral. J. Luis Vásquez, V.Almte. Gonzalo Alcón, comandante General de la Armada Boliviana y CN Jorge Infantes, director de la Escuela de Comando y Estado Mayor Naval.

EXPOSICIÓN COLECTIVA EN 3S ARTE

Los expositores: Fernando Antezana (en representación de su esposa Marie Deniese Tapia de Antezana), Orieta Rivera, Juan Carlos Gutiérrez y Jaime Urquidi, junto a Roberto Mamani.