Marcha por la libertad de prensa

Hace pocos días en varios departamentos de Bolivia la libertad marchó, señores, con la antorcha de los libres, dignos, soberanos y reservados, tal como la Ley de Imprenta nos ampara en su Art. 8 y la actual Constitución Política del Estado manda y ordena.

A la libertad no se le pone bozal, como se lo hace a una acémila, no se la “acarrea” cual borrego que ante el cuchillo opresor muere sin balar. La libertad es intangible; no hay amarras, menos dogales u otras mayordomías que intentan cerrar los labios o simplemente abrirnos la boca, para confesar secretos celosamente guardados por los hombres y mujeres bien nacidos y gentes de bien.

No hay espuelas para la libertad, que es nube, viento, espuma y marea del inmenso mar que se llama humanidad. Es gaviota de alto vuelo, de migración en los altares del espacio infinito, no se la apresa o detiene, ni se la embolsa en un costal como si fuera un gato domesticado.

Nieve inmaculada, nos inclinamos ante la libertad, como diosa sempiterna. ¡Libertad!, cristal salvífico, lluvia liberadora en la eterna caminata de la prensa escrita, radial y televisiva.

Libertad desde la frontera; aquí en la tierra de Suárez Arana nos prosternamos con el incienso de nuestras vidas, como una ofrenda sagrada al pensamiento de la humanidad, sellada de sabiduría de la savia del universo infinito.

Final: los gendarmes, los opresores, los testaferros de los encomenderos de turno perecerán ante la mortal ola de la ¡libertad!

Puerto Suárez - Santa Cruz, Bolivia.