¿Correctivos en el campo militar?

El recientemente pasado conflicto promovido por suboficiales y sargentos de las FFAA parece haber terminado, al menos para conocimiento de la colectividad nacional que apoyó la posición de los implicados en los reclamos, no en actos de indisciplina como erróneamente se ha tratado de calificar, pero que habría dejado una secuela de represalias y correctivos contra esos militares. No es raro que esto ocurra, dado el verticalismo y las discriminaciones que existen en el campo militar.

A poco de producirse el reclamo, el alto mando decidió “dar de baja a más de 700 suboficiales y sargentos”. La medida, exagerada en todo sentido, produjo la reacción lógica de diversos grupos de militares de menor rango. La medida del alto mando seguramente tenía el propósito de conseguir “el retorno de los implicados en los justos reclamos” porque es sabido que a nadie le agrada perder su fuente de trabajo y quedar, prácticamente, en la calle con perjuicios serios para sus familiares. La “baja” produjo los resultados previstos y la mayoría retornó a sus cuarteles y bajo las condiciones de la superioridad.

El problema en sí, motivo de los reclamos, no se sabe a ciencia cierta en qué terminó y menos se conoce que hayan sido satisfechas las demandas; pero sí se conoce que hubo represalias e intolerancias demostradas por los jefes militares que, en su concepto de una rígida verticalidad, no aceptan reclamo alguno de sus dependientes. Son muchos los casos que han trascendido sobre las represalias que se adopta y una de ellas es “cambio de destinos”, con serios perjuicios para los damnificados, que se ven obligados a trasladar a sus familias a los nuevos sitios en los que desempeñarán funciones. Hay muchos perjuicios colaterales que la medida implica; pero como se trataría de “parte de los castigos”, nada se dice y mucho menos hay reclamos directos por parte de los perjudicados, por miedo a represalias.

Estas situaciones, anómalas desde todo punto de vista, no corresponden, habida cuenta de que la esclavitud, en el mundo entero, el colonialismo y las discriminaciones odiosas, han sido superadas; hoy, que se ejerza castigos por reclamos justos que se hayan hecho, atenta seriamente contra los derechos humanos. Esos suboficiales y sargentos merecen respeto, consideraciones y trato justo a sus demandas, por principios de equidad, ecuanimidad y justicia. También se sostiene, en medios militares, que el caso militar “aún no se ha conciliado con la Constitución”. Esta afirmación es arbitraria desde todo punto de vista porque la Constitución tiene vigencia en todos los bolivianos, sean del rango que fueren o pertenezcan a cualesquiera de las instituciones del Estado; pero, en todo caso, hay principios de moral y dignidad que obligan a respetar los derechos ajenos en la misma forma como los jefes y oficiales exigen para ellos.

No actuar conforme a la moral, la Constitución y las leyes es, simplemente, atrabiliario, injusto y contrario a toda norma de convivencia.