El canciller chileno Heraldo Muñoz repite constantemente que “En el Tratado de Paz y Amistad Chile le otorga a Bolivia acceso al mar por los puertos de Arica y Antofagasta”. Ante esa afirmación recordamos que hace algunos años un matutino local publicó dos fotografías reveladoras. La leyenda de la primera dice: “Trigo para consumo boliviano. Lo que parece una atrayente playa de arena en Arica, es el trigo adquirido por Bolivia y que se almacena a la intemperie en ese puerto, expuesto a la contaminación con el excremento de gaviotas y otras aves”. El texto de la segunda foto expresa: “Lo que aparenta ser una playa en la costa de Arica es en realidad trigo boliviano almacenado a la intemperie en un volumen de 37.000 toneladas métricas”.
Son pruebas concluyentes de un abuso inhumano en relación con los alimentos que consume el pueblo boliviano. Estos y otros desmanes y actos de arbitrariedad e injusticia, provienen desde hace 135 años, cuando el ejército chileno invadió el indefenso puerto de Antofagasta, convirtiendo a Bolivia en un país enclaustrado, sin salida propia al mar, sin mayor desarrollo. Por el cercenamiento de su Departamento Litoral marítimo, nuestro país quedó convertido en patio trasero del “buen vecino”.
Ya en el pacto de tregua del 4 de abril de 1884, el invasor imponía: “En adelante los productos chilenos se internarán en Bolivia libres de todo derecho aduanero”.
En el siglo pasado, el predecesor de Heraldo Muñoz, Abraham Konig, dijo: “Nuestros derechos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones. Que el Litoral es rico y que vale muchos millones, eso ya lo sabíamos. Lo guardamos porque vale, que si nada valiera no habría interés en su conservación”.
Hasta ahora prevalece ese temperamento de la oligarquía chilena. La juventud del país vecino está impregnada de esa falacia, pero en desahogo de los males que han sembrado los invasores, la nueva generación chilena grita “mar para Bolivia, mar para Bolivia”. Son sublimes gestos de hidalguía y honestidad de conciencia. También las mentiras del general Augusto Pinochet, que engañaba a su pueblo al pregonar que “Bolivia nunca tuvo mar”, han sido descalificadas y descartadas.
Enfocando nuestras inquietudes y esperanzas a la opinión de los pueblos del mundo, es propicia la visita a Bolivia de líderes y gobernantes para la reunión cumbre del G77+China. Todos son bienvenidos. Así como hemos llegado a conocer la geografía de sus naciones, así queremos que conozcan a nuestra Nación, en su lucha por la reintegración marítima y corregir el gran desequilibrio económico y social que sufre, tratando esforzadamente de alcanzar el desarrollo integral que necesita. Y es que Bolivia se encuentra entre los países subdesarrollados.
En todo caso, la demanda marítima boliviana ha sido presentada a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que seguramente de acuerdo con sus atribuciones dará su veredicto.
La gran ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que acoge a los Jefes de Estado y gobernantes del G77+China, ha preparado sus mejores galas para su mejor estadía y recuerdos. Deseamos a tan distinguidos visitantes un feliz y fructífero retorno.
“El valor consiste en buscar la verdad y decirla”.- Benito Juárez.
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