Ninguna conquista ha sido ni será eterna

El miedo se ha apoderado de Chile. Prueba de ello es que La Moneda ha enviado a la Cumbre de G 77 una “comisión de alto nivel” por si se hablaba del mar en tal ocasión. La representación diplomática estuvo presidida por el canciller Heraldo Muñoz (EL DIARIO, junio 11, de 2014).

Asimismo Chile, con amaño y descaro que están fuera del contexto de los tiempos de cambio en el mundo, pretende impugnar la competencia de la Corte Internacional de Justicia, en relación con la demanda marítima, elevada, en abril de 2013, ante esa instancia por Bolivia.

“Estamos muy cerca de impugnar la competencia de la Corte. Creo que esa es la clara tendencia de todas las opiniones que hemos escuchado y las opiniones que nos hemos formado, pero la decisión será de la Presidenta”, aseguró el canciller chileno Heraldo Muñoz (EL DIARIO, junio 9, de 2014).

No importa que Chile esté promoviendo la incompetencia del tribunal de la Organización de Naciones Unidas (ONU), a donde Bolivia recurrió con la esperanza de ser escuchada, por su más que centenario enclaustramiento. No importa que Chile esté buscando eludir a la justicia por la desesperación que lo apremia más que nunca. Acá ni el espíritu de Portales podrá inclinar la balanza de la justicia a favor de los propósitos expansionistas de Chile.

Lo que importa es que Bolivia, con la decisión de demandar a Chile ante la Corte, ha ratificado su indeclinable propósito de recuperar soberanía sobre el Pacífico. Y es que ha dado a conocer a la justicia internacional, y a la opinión pública mundial, que su centenario encierro geográfico es el resultado de la nefasta invasión anglo-chilena del Siglo XIX.

“Chile se apoderó por la fuerza de los territorios de Bolivia y el Perú, y ahora tenemos que vivir con el arma al brazo para retenerlos. Ciertamente una conquista onerosa por los gastos que demanda es sostener un poderoso ejército como lo es el chileno. Pero, ya se sabe que en el pecado está la penitencia y que ninguna conquista ha sido ni será eterna”, afirmó el senador chileno Gonzáles Madariaga, en 1958, en el parlamento de su país (René Gonzáles Moscoso: “Nociones de geopolítica y geografía limítrofe de Bolivia, 1984, pág. 23).

En consecuencia, Chile, ante la irrefutable verdad histórica que posee Bolivia en el caso marítimo, trata de escabullirse, esgrimiendo la incompatibilidad de la Corte Internacional de Justicia ante la demanda respectiva, a fin de encubrir sus tropelías con la agresión expansionista que causó nuestro centenario enclaustramiento, hecho que fue vituperado por propios y extraños.

Empero la verdad histórica se impondrá, tarde o temprano, en tribunales u organismos internacionales, en el caso marítimo boliviano. En este marco las nuevas generaciones de bolivianos estarán comprometidas a bregar tras la justicia hasta recuperar la salida al Mar. Lo harán porque creemos en la equidad e imparcialidad de la justicia.

En suma: en un futuro no muy lejano, Chile, que se apropió de 400 kilómetros de costa y 120.000 kilómetros cuadrados de territorio, estará no sólo obligado sino conminado a devolver todo aquello que arrebató a Bolivia mediante una acción alevosa y vandálica.