Bolivia: sin alternativa política

Ante la ausencia de una alternativa política; ante la ausencia de un programa de gobierno que supere al actual modelo; ante la manifiesta dispersión de partidos y alianzas que pugnan por imponer sus candidatos, surgen percepciones que señalan el fortalecimiento de la candidatura oficial.

Sectores de la clase media, por ejemplo, podrían optar por a) ausentismo; b) apoyo de conveniencia y c) voto castigo en contra de los pretendientes no oficialistas.

Veamos el desarrollo de estas percepciones. En el primer caso, el ausentismo se daría porque en la realidad, no hay una candidatura fuerte, capaz de enfrentar con éxito al candidato oficial. En el segundo, la juventud habría sopesado históricamente, el enorme valor de su voto. Por lo tanto, votaría en parte, por la oposición para evitar que el Movimiento Al Socialismo (MAS), logre mayoría absoluta en el Parlamento, pero si Evo Morales estaría perdiendo, “votaría por él” para mantener cierta estabilidad económica. Finalmente, en el tercer caso, sectores de la clase media votarían contra los candidatos de oposición, en castigo a su “individualismo enfermizo” que impidió en términos políticos, la unidad bajo un solo candidato.

CONCERTACIÓN UNIDAD DEMÓCRATA

Por su perseverancia empresarial, Samuel Doria Medina podría posicionarse como candidato visible, factor que no asegura el voto ni de los ciudadanos de oposición ni de los indecisos.

La dupla Doria Medina-Suárez Sattori empezó con mal pie, aislando a Juan del Granado del Movimiento Sin Miedo (MSM) y, borrando de un plumazo, al Frente Amplio gestado por el propio jefe de Unidad Nacional.

Germán Antelo desnudó la nueva alianza en los siguientes términos: “Lamentamos esa actitud excluyente… es una alianza que une parcialmente a la oposición”; mientras que José Antonio Quiroga afirmó que la alianza de Unidad Nacional con el Movimiento Demócrata Social” tiene un carácter electoral, pero no se logró una unidad más amplia”.

Los dos dirigentes que pusieron el hombro para la creación del Frente Amplio y aceptaron incluso una encuesta interna que eligió a Doria Medina, hablan de exclusión; de la reducción de Concertación Unidad Demócrata, al simple papel electoral, pero no avalan la nueva sigla como alternativa para el país, capaz de vencer en las elecciones de octubre próximo.

La crítica de Antelo y de Quiroga impactó en los simpatizantes del Frente Amplio; en sus aliados del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y disgustó a los sectores interesados en un cambio de guardia, los que, dicho sea de paso, piensan que el “remate de vehículos y de un avión presidencial” no remedia la ausencia de un programa de gobierno.

La exclusión de Juan del Granado (MSM) fue incompresible para sectores del voto, pues se desahució tajantemente, a un grupo político que si bien fue aliado del MAS, podía sumar su gente a la unidad opositora.

EL MSM Y SU POSIBLE TÁCTICA

Por supuesto que en este comentario estimo que la exclusión del MSM de las filas de la oposición es un error garrafal, porque debilita en los hechos las alianzas contrarias al MAS y muestra a una oposición incapaz de practicar política exitosa, basada en la suma de oponentes y de ofertas posibles.

El MSM mantiene su decisión de “consolidarse en una alternativa para los bolivianos”. Frase que suena a egolatría si tenemos en cuenta el bajo puntaje del MSM en encuestas de opinión a nivel nacional. No obstante, el MSM parece estar jugando a la “decepción” de sectores de clase media y de otras clases sociales que votarían -supuestamente- en último término por la sigla de Juan del Granado en castigo a la desunión y debilidad de las siglas de oposición.

En cuanto a Rebeca Delgado, que habría rechazado ir de acompañante de Juan del Granado, es sintomático su estado de ánimo que nos remite a los disidentes del MAS, convertidos en parias de la política nacional. Una veces aceptados y otras, enfrascados como Félix Patzi y otros, en que el “MAS retome sus orígenes” o en su defecto, en buscar una Tercera opción que, por irrealizable al menos hoy, nos remonta a las utopías que siguieron a la descrita por Sir Thomas Moro.

EL MAS Y SUS PROBLEMAS

El MAS tiene bajo su mando una mayoría de gobernaciones que influye, quiérase o no, en los grupos sociales del campo y la ciudad. En el ámbito de la clase trabajadora, con excepciones, está comprometido el voto. Así, la Central Obrera Boliviana, los mineros cooperativistas, grupos de comerciantes y movimientos sociales, lo han dicho públicamente, votarán por la reelección presidencial.

Las Fuerzas Armadas también han cerrado filas; estaría en marcha un voto “militarizado” de apoyo al primer mandatario.

También citamos en este análisis la posición de la ONU sobre la erradicación de coca ilegal; la opinión de CEPAL, respecto al “dinamismo” de la economía boliviana, la Cumbre del G-77+China, cuyos réditos económicos beneficiaron al mundo empresarial de Santa Cruz y el Encuentro Internacional “Rol del Movimiento Sindical Internacional “ en Cochabamba.

En consecuencia, el problema para el MAS no es la oposición, tampoco sus disidentes, pero sí la movilización cívica de Potosí, de Santa Cruz, el alzamiento de los “interculturales” afines al MAS, porque el “mapa electoral” modificó antiguos distritos, quitándoles representación en el Parlamento, entre otras dramáticas consecuencias, sin olvidar casos de corrupción denunciados en la prensa nacional.

PROGNOSIS

Las elecciones de octubre próximo, al parecer, no cambiarán el rumbo de la política boliviana ni el individualismo de los aspirantes a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y tal vez los posibles resultados acaben con una clase política que concluyó su ciclo y se reformule, en el futuro inmediato, un nuevo esquema nacional con nuevos actores políticos y caudillos hoy inexistentes.

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