Entre las muchas falencias de nuestra Carta Magna está el Art. 306, inciso 1, que establece para que funcione el Estado boliviano: “El modelo económico boliviano es plural y está orientado a mejorar el nivel de vida y el vivir bien…”. Peregrina idea imposible de ser aplicada porque el inciso 2 del mismo artículo señala: “La economía plural está constituida por las formas de organización económica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa”, lo que lisa y llanamente querría decir que podrían funcionar paralela y simultáneamente los sistemas comunitario, capitalista, socialista y cooperativista; en otras palabras, cuatro sistemas diferentes y contradictorios entre sí.
Que se sepa, en la historia económica del mundo hasta ahora no hubo adopción de este tipo de “funcionamiento económico” en ningún país; hacerlo sería hacer de un imposible posible, pero con graves consecuencias que lo único que causarían sería ingresar a una anarquía total en la economía. Así, los convencionales del año 2006 equivocaron todo y confundieron el agua con el aceite por la imposibilidad de que los cuatro sistemas no son posibles ni viables para actuar conjuntamente, por ser totalmente antagónicos, ya que para prevalecer uno sobre el otro, tendría que embarcarse en enfrentamientos absurdos y ajenos a toda lógica.
Hasta ahora, que se sepa, ninguno de los sistemas propuestos ha funcionado en nuestro país porque nos desenvolvemos, desde siempre, en un sistema netamente capitalista basado en la propiedad privada, la tenencia libre de empresas, el sistema de salarios para el trabajo y la libertad de acción ajena a injerencias de los gobiernos en la administración de las empresas. Que hay empresas públicas dependientes de los gobiernos, es evidente, pero, también es cierto que algunas de ellas son deficitarias porque priman en su manejo “sistemas plurales que obedecen al partido, al Gobierno y, en casos, a intereses creados”.
Pensar en métodos totalmente antagónicos y que están obsoletos en la vida de los países es utópico, porque nadie, que se sepa hasta ahora, desde la caída del comunismo en el año 1989, ha podido aplicar la economía de Estado o manejada, dirigida y patrocinada por el Gobierno. Bolivia no es la excepción y así se ha demostrado en ocho años en los que se pretende imponer sistemas socialistas para el manejo económico; imposición que será difícil de aplicar porque las condiciones del país no lo permitirán.
Hasta ahora, todo muestra que la diversidad de problemas sociales se debe a que hay pretensiones para imponer la “economía plural” y, mientras esa intención subsista, continuarán los graves problemas a que se enfrenta el Estado y que el Gobierno no sabe cómo controlar o evitar. Será preciso, pues, actuar con realismo partiendo del principio de que somos y practicamos el capitalismo en toda forma; querer que el país cambie a otros sistemas -cualquiera de los cuatro nombrados- será imposible por lo peligroso y contrario a toda lógica.
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