Descontento policial por salario deriva en repliegue nacional

Cerca a las 07.30 de ayer, en instalaciones de la Unidad Táctica de Operaciones (UTOP) de la plaza Murillo, con un movimiento inusual de cerca de 400 uniformados enmascarados, iniciaron el repliegue de efectivos policiales que horas más tarde se replicaría a nivel nacional. “Como lo ordenaron las bases, a nivel nacional”, informó el sargento Javier Quispe, presidente de la Asociación Nacional de Suboficiales, Sargentos, Clases y Policías (Anssclapol). La medida se hizo efectiva luego de que el Gobierno ofreciera tratar el tema de nivelación salarial para policías de bajo rango recién en agosto, cuando se inicie con la elaboración del Presupuesto General de la Nación para el 2015.

En su intento por mediar y pedir que los uniformados revisen la medida, minutos después de la toma, el comandante Departamental, coronel Edwar Barrientos, se apersonó a la UTOP pero fue gasificado y echado.

En medio de las declaraciones cruzadas de autoridades de Gobierno y ejecutivos de Anssclapol pidiendo, cada uno, reestablecer el diálogo, las esposas de policías junto a sus hijos, instalaron una vigilia y durmieron en puertas de la unidad policial, pidiendo que la población apoye su medida.

Por la noche, los policías confirmaron que la medida se había replicado en las ciudades capitales de Santa Cruz, Oruro, Tarija, Pando, Beni, Potosí y Chuquisaca, aún con huelgas de hambre de esposas y policías, aunque sin detallar cuantos efectivos se replegaron.

INDISCIPLINA INSTITUCIONAL

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, calificó la protesta como una “profunda indisciplina institucional”, y detalló que entre 2006 y 2014 la institución se benefició con un incremento salarial de 65,8 por ciento, acumulado, en favor de los efectivos de clase como cabos, sargentos y suboficiales, además de la mejora de infraestructura y equipamiento, por lo que no negociaría en condiciones de presión.

“NO COMEMOS CASCOS”

La respuesta de sargentos, suboficiales y esposas fue tajante: “No comemos cascos, ni sables”.

Quispe aseveró que era obligación del Gobierno modernizar y dotar a la institución y que esto era en favor de la población. “Nos han tenido con eso en todo lado, han dicho que han comprado vehículos, cascos, incluso que han comprado sables. Nosotros no utilizamos sables, (…), quieren distorsionar nuestro pedido, (…) porque en verdad nosotros no comemos sables, no comemos cascos”.