Thriller sobre los efectos de la militancia de los años sesenta:
La larga sombra de las turbulencias políticas de los años setenta alcanza, en tiempo contemporáneo, a los personajes de Causas y consecuencias, película dirigida por Robert Redford.
El veterano actor, productor, director y promotor del Instituto Sundance, se ha asociado con un elenco de lujo para su nuevo “thriller” político. Él mismo protagoniza la película, pero lo acompañan otros nombres notorios como Shia LaBeouf, Nick Nolte, Julie Christie, Richard Jenkins, Chris Cooper, Susan Sarandon, Brendan Gleeson y Stanley Tucci.
El asunto proviene de una novela publicada en 2003 de Neil Gordon, presentada como una serie de e-mails ficticios que van armando la trama (el equivalente del tercer milenio de la clásica novela epistolar).
LA HISTORIA
La adaptación, se centra en Jim Grant (Redford), un abogado especializado en derechos civiles y padre soltero que vive con su hija en los alrededores de Albany, Nueva York. Los fantasmas de su pasado lo alcanzan cuando un joven periodista (Shia LaBeouf) desentraña su verdadera identidad como un antiguo radical antibelicista y fugitivo buscado por asesinato. El personaje fue integrante del grupo radical Weather Underground, conocido por sus actividades violentas, y ha logrado eludir al FBI desde entonces. La investigación de LaBeouf lo obligará a emprender nuevamente una vida de fugitivo, y dará comienzo a una cacería humana a nivel nacional.
LA PRODUCCIÓN
El material es Redford típico: al actor y director siempre le ha interesado la política, y el tema ha estado presente de un modo u otro en películas como El Candidato (1972), Nuestros años felices (1973), Todos los hombres del presidente (1976), Leones por corderos (2007) o El conspirador (2010).
Aunque su tema que, dicho sea de paso, recuerda bastante al de Al filo del vacío, (1988) de Sidney Lumet, otro inconformista en Hollywood, proviene del pasado (pensándolo bien, El conspirador se ubicaba en el siglo XIX, pero sus referencias a la justicia militar y los derechos humanos sonaban más cercanas, y podían llamarse Guantánamo), Redford pudo mostrarse muy interesado por el presente cuando mostró públicamente su película.
Al tiempo que se presenta como firme partidario de Barack Obama (“para mí, las convenciones de los republicanos se dedican, justamente, a esa gente que no supone más que el uno por ciento de la población de Estados Unidos”) Redford manifiesta una dosis de nostalgia acerca de lo que fueron los años sesenta y setenta.
“Los radicales de los sesenta tenían ideas correctas y sus intenciones eran buenas. Yo empatizaba con ellos”, afirma Redford. “Aquellos radicales iban en contra de la hipocresía, de un poder que les estrangulaba en vez de potenciarles”.
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