La noticia de perfil
Al pasar revista de los hechos noticiosos más notables de la última jornada, mi pariente espiritual detuvo su lectura de los periódicos más importantes del país y se puso a lagrimear, preguntándome entre sollozos si alguna de mis abuelas aún estaba viva, respondiéndole que ellas habían muerto hacía ya muchos años, pues yo iba en camino de ser un cariñoso bisabuelito, lo cual le produjo mayor llanto y consternación, pues abrazándome tiernamente me confesó que sus abuelitas también habían muerto y que lo único que nos quedaba era rezar por el eterno descanso de aquellos seres tan tiernos y tan queridos.
Cuando concluyó tan tierna escena, pregunté a la cholita cochabambina la razón de ese repentino recuerdo de nuestras abuelitas, enterándome recién que el presidente vitalicio Evo Morales había ordenado a todos los otros candidatos presidenciales a debatir con sus abuelas, porque él no estaba dispuesto a debatir con ninguno de ellos.
Esa determinación obligó a mi comadre Macacha a analizar las razones del rechazo a esa práctica tan saludable que se realiza en todas las democracias del mundo, empezando por Estados Unidos, siguiendo por países europeos y concluyendo por los países más atrasados del África Central, donde los candidatos a la jefatura de una tribu debaten bailando hasta agotarse, ganando el bailarín más resistente de los danzantes.
La heroína cochabambina que -como ustedes saben- no tiene pelos en la lengua me dijo que el candidato presidencial “ad eternum” sabe muchas cosas, pero no sabe debatir porque nunca lo hizo, ni cuando era un pastorcillo en los campos de Orinoca, donde nadie debate con las ovejitas, tampoco lo hizo cuando tocaba el bombo o el clarinete en una banda de música carnavalera, donde no puede haber sones disidentes.
Esas consideraciones de la cholita quillacolleña me parecieron acertadas, concluyendo Macacha que Evo nunca debatió cuestión alguna con nadie y menos en el Chapare, donde unos están masticando coca y otros la están convirtiendo en cocaína para vivir ricamente y luego comprar casas y apartamentos en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
Yo ponderé las palabras de mi comadre cochala y acepté su conclusión de que el candidato Evo no acepta debatir con los candidatos opositores porque continúa fiel a uno de sus principios, que nos hizo conocer al comenzar su mandato hace más de ocho años: “yo le meto nomás y después llamo a mis abogados para que me colaboren”.
Pensé por un instante en que la explicación de mi comadre ya me lo había enseñado todo al respecto, pero no fue así porque la analista de pollera me dijo: “Lo que más bronca me da es que el candidato Evo mande a sus candidatos opositores a debatir con sus abuelas sin saber si éstas están vivas o muertas o con ganas de debatir acerca del próximo mandato presidencial, estando ya resuelto quién nos gobernará y por cuántos votos. Por lo que le pido al señor candidato un poco más de respeto por nuestras abuelitas”.
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