La señora Michelle Bachelet, presidenta de Chile, de formación de izquierda, con aversión a la “derecha explotadora”, es antagónica al “capitalismo salvaje”. Admiradora de Salvador Allende, es adversaria de Augusto Pinochet. Tal es el perfil de su personalidad política.
Pero cuando apremiantes momentos vive su país, no tuvo reparo para entrevistarse con el primer hombre del coloso del Norte, con quien intercambió saludos, abrazos y opiniones sobre el momento político que atinge a ambas naciones. Ella ha obviado, momentáneamente, su inclinación ideológica y sin rubor ingresó a la Casa Blanca, en Washington-Estados Unidos, para abordar, con su homólogo anfitrión, los problemas chilenos, entre ellos el relacionado con la demanda marítima boliviana, que radica en La Haya desde 2013. Este recurso legal de Bolivia ha sacado de quicio a quienes gobiernan la patria de Diego Portales.
“Con el presidente Obama hablamos todos los temas regionales, todos sin ninguna exclusión. Nosotros hemos informado al presidente Obama todos los temas que nos han parecido importantes, que un país amigo tenga todos los conocimientos y todos los antecedentes que corresponde”, dijo la señora Bachelet, luego del encuentro con su par norteamericano (EL DIARIO, julio 1, de 2014).
Se supone que la Sra. Bachelet, en la mencionada entrevista, tuvo que ratificar los términos que contiene el libreto que elaboraron sus antecesores, en relación con la demanda marítima boliviana, con el afán de obstruir toda posibilidad de solución a nuestro centenario enclaustramiento. Asimismo habría reiterado su preocupación por el respeto a los tratados internacionales, por no decirlo, en forma directa, al Tratado de 1904 suscrito en circunstancias difíciles y que se ha constituido en el mayor instrumento de enclaustramiento. En consecuencia su gobierno está conminado a conducirse estrictamente, ceñido a dicho guión.
“Me parece que es un serio error, puesto que se ha optado por abandonar el camino del diálogo entre nuestros países y pueblos y que ha caracterizado la relación por más de un siglo”, manifestó la señora Bachelet, al anoticiarse de que Bolivia recurrió a la Corte Internacional de Justicia de La Haya (EL DIARIO, abril 25, de 2013).
Fue “un serio error”, en criterio de la señora Bachelet, el hecho de que Bolivia haya elevado su reclamo al máximo tribunal de la Organización de Naciones Unidas (ONU), porque hubiera preferido que continuara el diálogo distraccionista, nada fructífero para nuestra reivindicación marítima.
“Acá estamos todos convencidos de que el Tratado de 1904 no debe ser modificado”, señaló, finalmente (EL DIARIO, mayo 18, de 2014).
El Tratado de 1904, por si haya duda, no está involucrado en la demanda marítima boliviana sino que Chile con este argumento busca desvirtuar nuestro propósito de retorno al océano Pacífico.
En suma: las triquiñuelas de Chile no nos harán mella.
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