La naturaleza pasa factura

Las noticias que provienen de diversos países de los cinco continentes de nuestro planeta coinciden en todos los casos en que se registran grandes inundaciones, sequías, lluvias intensas, tornados, huracanes y toda una serie de fenómenos climáticos desconocidos hasta el presente o que se presentaban de manera muy esporádica y sin mayor intensidad.

En nuestro país no se deja de tener información a diario acerca de fenómenos parecidos, como vientos huracanados, lluvias y nevadas de gran intensidad y otros, por un lado, y sequías intensas, sequedad de los ríos, deshiele de cumbres nevadas, “muerte” de vertientes, aumentos de temperatura por encima de todos los niveles conocidos hasta el presente, aumento de la radiación solar, etc., por otro lado.

En forma general, se confirma a diario que nuestro planeta está atravesando cambios de clima de grandes proporciones, los mismos que amenazan convertir a los polos ahora congelados en mares abiertos, las montañas nevadas en yermos, las praderas en desiertos, los campos de cultivos en arenales, los valles en ventisqueros, elevar el nivel de los océanos varios metros y otras numerosas calamidades que ponen en peligro la vida no sólo de la fauna y la flora, sino también del mismo género humano que, por una parte, trata de salvar la vida del planeta, mientras, por otra, hace todos los esfuerzos para destruirla.

No se aplica en forma seria una política destinada a poner a salvo el único hogar que tenemos en el espacio. Se quema miles de hectáreas de bosques, se tala plantaciones de árboles, se desvía ríos, se hace grandes quemas de carbón y petróleo, se facilita desastres geográficos, etc. Es más, se destruye el aire, se elimina la capa de ozono, se contamina el ambiente hasta el extremo de no permitir que el individuo pueda respirar, se destruye la atmósfera originando la eliminación de la vida humana y otros problemas que al fin de cuentas significan un verdadero suicidio de las sociedades.

Tan grave estado de cosas ya ha sido denunciado en todo el mundo, pero pese a las medidas preventivas, la destrucción del medio ambiente continúa con la misma intensidad y, aún más, sigue creciendo sin control e inclusive en forma deliberada. Numerosos países han intentado llegar a acuerdos para frenar este verdadero suicidio ecológico, pero a pesar de que han firmado sendos tratados, en la práctica siguen en su tarea depredadora de la naturaleza.

Tan graves son los problemas ecológicos que hoy enfrenta nuestro planeta, que la Naturaleza ha empezado a pasar factura al hombre por su acción depredadora. Los fenómenos climáticos no sólo han aumentado en cantidad sino que han adquirido una intensidad extraordinaria que pone en peligro o hace desaparecer poblaciones con tempestades, riadas, desbordes de fuentes marítimas y cientos de calamidades más.

Mientras eso sucede en el mundo, en Bolivia los problemas climáticos siguen creciendo en intensidad. Los gobiernos han adoptado algunas medidas para frenar esta situación, pero los esfuerzos fueron vanos y finalmente quedaron olvidados, por lo que la destrucción del medio ambiente ha adquirido mayor fuerza.

Frente a ese dramático panorama de destrucción, sólo queda prevenir a la población para que adopte medidas individuales y colectivas para poner a salvo nuestro medio ambiente, única forma de evitar mayores calamidades. Así mismo, es necesario recordarle al Gobierno que tiene la obligación de poner en el primer punto de su agenda la salvación de nuestra cada vez más deteriorada naturaleza, antes de que nos pase una factura imposible de pagar.