La Casa Azul, ubicada en el barrio de Coyoacán en la calle de Londres 247, es el lugar donde nació, vivió y murió la pintora, Magdalena Frida Carmen Kahlo Calderón. La casona, convertida en museo en 1958, cuatro años después de la muerte de la pintora, perteneció a la familia Kahlo desde 1904.
La casa en un principio era blanca, pero cuando Frida y su esposo Diego Rivera ya vivían en ella, decidieron pintarla de azul, ya que la creencia de la pintora era que este color ahuyentaba los malos espíritus.
Al entrar a la casa-museo, inundada por pertencias personales de Frida, se puede observar la intensa relación entre la pintora, su obra y la casa; en ella se encuentran la mayoría de los documentos que han servido para armar el rompecabezas de la vida de la artista.
En la Casa Azul se encuentran algunas de las obras más importantes de Frida como “Viva la Vida” (1954), “Frida y la cesárea” (1931), “Retrato de mi padre Wilhem Kahlo” (1952), entre otras.
También permanece la colección de arte prehispánico de su esposo Diego Rivera, así como las obras de otros importantes pintores nacionales e internacionales. En el museo se pueden observar los diferentes espacios del hogar de la artista mexicana, como cuando en vida la habitó.
En la recámara que Kahlo utilizaba de día, aún se encuentra su cama con el espejo en el techo que su madre mandó poner tras el accidente que sufrió en un autobús, al regresar de la Escuela
Nacional Preparatoria; gracias a este espejo que reflejaba su imagen pudo pintar sus célebres autorretratos.
Además de los espacios originales, están los que añadió Diego Rivera, como el estudio de Frida, que se construyó en 1945 para facilitarle la movilidad y pudiera trabajar de manera más placentera; en él se encuentra su silla de ruedas, que usaría los dos últimos años de su vida, sus pinturas, su caballete y pinceles.
También en la casa azul se exhibe la exposición “Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo” que muestran más de 300 artículos personales de la pintora como blusas, faldas, vestidos, zapatos, joyería, así como los aparatos ortopédicos y corsés que usaba.
Estos vestidos y objetos de Frida, vieron la luz después de medio siglo de estar ocultos en un baño de la casa, en baúles y roperos, como lo ordenó su esposo Diego Rivera en su testamento.
La Casa Azul, museo de Frida Kahlo, es uno de los más visitados de la Ciudad de México, tanto por nacionales como extranjeros. El Informador
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