El certamen que ayer acaba de concluir en Brasil tuvos sus particularidades que la hicieron distintas de otros torneos.
Roberto Aguirre Durán, Rio de Janeiro (Especial para El Diario).
La samba es definida como un ritmo musical alegre, con mucha percusión. Son conceptos que me ayudan a resumir las impresiones que tuve durante mi paso como periodista en esta Copa del Mundo FIFA 2014, que acaba de ganar Alemania.
La alegría tuvo su explosión en los estadios. La cantidad de goles así lo respalda, pues quedó superada la marca de tantos anotados en las dos anteriores versiones, disputadas en Sudáfrica y en Alemania, y apenas por debajo de la versión organizada en Francia. Desde la primera fase que arrancó en junio hasta este fin de semana que marca la mitad de julio, donde las redes no dejaron de inflarse. Todo gracias a la presencia de grandes figuras, estandartes del juego ofensivo. Por eso es que no extraña que entre los 10 candidatos a mejor jugador abundaran los futbolistas en posiciones de ataque, como Thomas Mueller, Toni Kroos, Lionel Messi, Arjen Robben, Angel di María, Neymar o James Rodríguez. Y es que además de los animadores tradicionales hubo agradables sorpresas como lo fueron Costa Rica, Chile, Colombia o Argelia, para citar algunas.
Cierto es que también hubo decepciones, de equipos y jugadores. Para anotar están España, Italia, Inglaterra, campeones mundiales que se fueron pronto. Y en el apartado de las figuras que se quedaron para el álbum de Panini sin llegar a impresionar en la cancha están Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney, Andrés Iniesta, Mario Balotelli… Bueno, el ritmo de la samba tiene también vaivenes, por eso encajan estos altibajos.
CUANDO CALIENTA EL SOL
Además del juego, el ambiente siempre fue festivo en las 12 sedes. Es obvio que mejor se la pasaron los turistas en aquellos lugares bendecidos por la naturaleza. El litoral brasileño regala playas que invitan a meterse en sus aguas, arenas finas para el descanso y temperaturas agradables, pese a estar en pleno invierno. Los visitantes de Río de Janeiro, Recife, Natal y Salvador Bahía disfrutaron de ese plus.
Aún sin playa, los Fan Fest compensaron a los que no podían meterse al mar o se quedaron sin entrada. La modalidad de esas zonas, encerradas para brindar seguridad, donde se ingresaba tras registro policial para disfrutar de comidas, bebidas y pantalla gigante con la transmisión de partidos en directo, es un buen invento que la FIFA ha sabido mantener.
Samba de salón
Mientras los visitantes disfrutaban de la hospitalidad del brasileño y de las comodidades que ofrece un país con atisbos de primer mundo y a la vez la pobreza de este barrio grande que es Sudamérica, los anfitriones no pudieron evitar las lágrimas tras la eliminación de Brasil en semifinales con el histórico 7-1 que le infligió Alemania, seguido por el 3-0 en el duelo por el tercer puesto perdido ante Holanda. El saldo es de 14 goles en contra, pasa a ser la selección mas goleada del Mundial y obviamente la gran decepción.
Porque no fue fiel a su estilo. Así como la samba admite fusiones de otros ritmos, el DT Felipe Scolari pretendió retocar el ‘jogo bonito’ pero le fue mal. Ni de estilo sudamericano, menos europeo, Brasil fue un equipo con muchas deficiencias, desde el inicio. Que fue avanzando a tropezones, hasta que se topó con un cuadro bien estructurado que dejó en evidencia todas las falencias auriverdes.
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