La Paz, constituida en sede de gobierno, capital política, no ha tenido la suerte de tener gobernantes identificados con su departamento y paga un alto tributo de postergación en su natural desarrollo, ya que la pesada carga que significa albergar toda la burocracia del país, no es compensada adecuadamente por el Gobierno central que frena su desarrollo y pone zancadillas a su progreso, ante la mirada pasiva de sus parlamentarios y la complicidad de los cívicos. La Paz está huérfana de dirigencia cívica.
Debido a que el Alcalde de La Paz no comulga con la política del primer mandatario, nada hay que darle, sino discriminarlo, igual que a los de Pando, Beni, Potosí. Inclusive se cuestiona con juicios a quien es considerado opositor, hasta suspenderlo de su cargo, vulnerando el voto popular, lo que repercute en la vida democrática, pues se vota por uno y asume otro del oficialismo. El Alcalde de La Paz pide crédito para descongestionar vías para el teleférico a Irpavi, pero el Ministro de Economía se opone a dar el aval del Gobierno. Nada para el del “partido sin miedo”.
En el pasado, cuando existía la Corporación de Desarrollo de La Paz (Cordepaz) tenían prioridad para su total ejecución el Proyecto de San Buenaventura, el Bala, la carretera La Paz-Beni, la explotación petrolera en las provincias del Norte, la carretera Río Seco-Desaguadero, proyectos hidroeléctricos y de riego. Se habló de la construcción de la carretera troncal que vincule la ciudad de La Paz con áreas rurales, la explotación de la riqueza petrolífera, la construcción del aeropuerto en la zona sur, la ley del oro, la vinculación de carreteras entre las provincias del departamento, el desarrollo agrícola y agropecuario del altiplano, el desarrollo energético, la carretera La Paz-Cochabamba que se había iniciado, el desarrollo minero-metalúrgico, la creación del Parque Industrial, el aprovechamiento de recursos hídricos, la defensa del medio ambiente y los recursos naturales y otros. Estos proyectos duermen el sueño de los justos y es comida de ratas…
Se creía que a partir de 2006, La Paz iba a ser retribuida con lineamientos orientados a promover el desarrollo económico, político y social, con orientación a obras y empresas de naturaleza reproductiva masiva, pero nada de eso hubo. No obstante el voto paceño que llevó al poder al Presidente del Estado, primó el mal agradecimiento, las promesas fueron falsas.
En esta conmemoración de 205 años de la Revolución del 16 de julio de 1809, cuando aún somos desterrados en el seno mismo de nuestra tierra, La Paz nada tendrá que celebrar. Desfiles de teas y cívico a fortiori serán políticos, no cívicos, empero los paceños con orgullo lucharán contra el subdesarrollo, el atraso; lograrán derrotar la indiferencia, la discriminación, reiterando la vigencia de su dignidad de tierra boliviana, su alcurnia de heroísmo y nobleza como crisol de la nacionalidad. La Paz, quiérase o no, es cabeza del país y alma de Bolivia.
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