Ola de criminalidad

Trágicos accidentes de tránsito en carreteras, inseguridad ciudadana, violencia contra la mujer, linchamientos, secuestros y desaparición de personas, constituyen la ola de criminalidad que azota sin tregua a la población del país. Entre las causas se puede señalar, de modo general, la imprudencia de los conductores del transporte, el alcoholismo, una cultura de violencia, la desocupación y el éxodo del campo a las ciudades.

Entre el 10 y el 11 de este mes se han registrado 4 siniestros de tránsito en carreteras de La Paz, Santa Cruz y Chuquisaca, con fallecimiento de 8 personas y decenas de heridos, esto para señalar algunos de los últimos accidentes, porque los mismos son el salario de todos los días. Los motivos que los ocasionan están indicados más arriba, pero resaltan la embriaguez de los chóferes, su impericia o imprudencia y el cansancio debido a la falta de reemplazo en la conducción. Mucho podría evitarse al respecto si hubiera un adecuado y estricto control del Organismo Operativo de Tránsito en las carreteras, “trancas” y terminales de buses, mientras la ATT lo hiciera en lo mediato. Se espera que sus anuncios ante los últimos siniestros en los caminos acierten por fin.

Robos, asaltos y asesinatos inundan las ciudades, figurando entre las más violentas El Alto y Santa Cruz. En esta última, los robos en efectivo se registran con frecuencia poco después que las víctimas realizan operaciones bancarias de fuertes sumas de dinero, atentados que deben ser investigados a partir de los enlaces que los hacen posibles, aunque la Policía ha dado con los autores en varias oportunidades. A lo anterior se añaden los asesinatos a manos de “cogoteros” por la inseguridad en los medios de transporte urbano.

Forma parte de este tétrico cuadro la violencia contra la mujer, los raptos y la desaparición de personas. La trata con fines de explotación sexual prolifera, capta víctimas inclusive a través de las redes sociales.

A despecho de las recientes leyes de protección a la mujer, la violencia y los asesinatos suman 6.893 casos anuales en el eje central. A La Paz le corresponde casi el 50% con 3.318, le sigue Cochabamba con 2.130 y en Santa Cruz se atenta 1.445 veces. En el 80% de los casos los agresores estaban alcoholizados, según el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer, añadiendo que de enero a abril de 2014 ocurrieron 31 feminicidios y 22 asesinatos por inseguridad. Según la OPS/OMS Bolivia ocupa el primer lugar en la región por violencia contra la mujer, como ejemplo, una concejal de Ancoraimes fue ahorcada y su cadáver arrojado a un río.

Los linchamientos acrecientan estas dramáticas cuentas. En el Chapare hace pocos días los cadáveres de dos personas y un menor fueron hallados en un río, habían sido cruelmente torturados. En esta materia, de hecho rige la pena de muerte de facto amparada en la “justicia comunitaria”, en especial en áreas rurales y suburbanas, contra reales o supuestos ladrones. Este es un tipo de criminalidad colectiva que hace temer que tenga que ver con instintos atávicos. Ni la Policía (Felcc) ni el Ministerio Público ni la Justicia actúan al respecto, por lo que no se conoce a procesados por linchamiento. Es un delito impune y campante, entre otros.