La contaminación ambiental en todo el territorio nacional preocupa seriamente a la población, habida cuenta, además, de que el problema ha crecido seriamente en los últimos años debido al aumento de automotores en circulación que despiden gases tóxicos, uso de aerosoles, derrame de químicos precursores en áreas donde se fabrica cocaína, quemado casi continuo de extensas regiones forestales y de bosques ubicados en valles y cabeceras de valle por parte de campesinos que buscan “habilitar terrenos para el cultivo”. El negocio ilegal del carbón vegetal y mineral es otro causante de la contaminación que, junto al vertido de residuos tóxicos en lagos y ríos, el acumulo de basurales en diferentes barrios de las ciudades, son causas muy serias que nadie combate y que por razones económicas se permite.
Si a todos esos problemas se añaden los ruidos producidos por el tráfico de automotores, los bocinazos para lo que son campeones muchos conductores, el quemado de llantas y desechos industriales, el problema adquiere inmensa gravedad junto al mal uso de aguas en las minas, aguas que utilizan poblaciones o que son usadas para el regadío de sembradíos.
Hace muy poco, la ONU e Interpol denunciaron: “los crímenes contra el medio ambiente mueven cada año 213 mil millones de dólares, dinero con el que ayudan a terroristas y milicias que operan en diferentes partes del mundo y muy especialmente en África. Otros factores, según la ONU, serían la explotación forestal, la caza furtiva, el tráfico de animales, la pesca ilegal, la minería ilegal o no debidamente organizada y el permanente vertido de residuos tóxicos en ríos colindantes con ciudades y pueblos”.
Según el mismo organismo mundial “el crimen organizado está haciendo beneficios increíbles al explotar nuestros recursos naturales para alimentar sus actividades ilícitas, amenazando la estabilidad y el futuro desarrollo de algunas de las regiones más pobres del planeta”.
El problema adquiere cada día más gravedad debido a que las autoridades, unas veces por falta de medios financieros y tecnológicos y otras por “consideraciones especiales debido a la ausencia de empleo”, utilizan las políticas del dejar hacer y dejar pasar. Estas acciones obligan a pensar, especialmente a los países ricos y desarrollados, en la necesidad de crear fuentes de riqueza que permitan empleos seguros y permanentes para una población que se obliga a buscar sustento en actividades ilícitas que aprovechan los dirigentes del narcotráfico, del terrorismo y de toda acción criminal que se desarrolla en el mundo y muy especialmente en los países pobres.
Tenemos un solo planeta al cual pisamos y por el cual vivimos, cuidarlo y preservarlo de los males contaminantes y de la desertización es obligación de todos; descuidar el problema es, simplemente, condenar al mundo a situaciones en las que deba afrontar graves enfermedades y muertes junto a la destrucción de la naturaleza.
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