Una de las características de la economía de los países de escaso desarrollo es, por un lado, casi la exclusiva producción interna de materias primas para exportación a países desarrollados y, por otro, el aumento continuo de las importaciones de alimentos y artículos de lujo. Ese problema determina, al mismo tiempo, un aspecto político conocido como de dependencia colonial.
Ese estado de cosas no tiene siempre las mismas formas y puede agravarse o aliviarse, según las políticas de los gobiernos de turno. En ese sentido, puede empeorar o disminuir la situación de un país determinado permitiéndole, según los casos, salir de la dependencia colonial o, en cambio, caer en condiciones más penosas.
Esas apreciaciones pueden relacionarse fácilmente con la situación por la que actualmente atraviesa nuestro país que, en líneas generales, muestra una creciente dependencia de la producción y exportación de materias primas (hidrocarburos, minerales y soya), también llamadas recursos naturales, mientras, por otro lado, se constata la caída de la producción de artículos de origen industrial o artesanal y, al mismo tiempo, de productos alimenticios. En efecto, la realidad de fondo de Bolivia tiene características preocupantes que se originan en datos estadísticos oficiales.
En primer lugar -según el IBCE-, las exportaciones tradicionales al mes de abril del 2014 sumaron 3.503 millones de dólares, vale decir tuvieron un crecimiento del 5 por ciento con referencia al mismo período del año anterior, o sea 165 millones adicionales. En cambio, el volumen exportado aumentó en 6 por ciento, en especial hidrocarburos, minerales (que llegaron al 84 por ciento del valor exportado) y otros menores.
Pero, mientras se registraron dichos datos estadísticos de exportación de recursos naturales, las importaciones durante el mismo período indicado aumentaron en 10 por ciento, comparado con el mismo tiempo del año anterior, o sea que alcanzaron a 3.164 millones de dólares. En forma más específica se importó 147 mil toneladas más que entre enero y abril de 2013. En síntesis, suben las exportaciones y también crecen las importaciones, confirmándose la práctica de una política económica de tipo colonial.
Lo más notable del caso es que se produce un crecimiento de las importaciones de alimentos, ya que la producción interna de los mismos continúa en descenso, pese a los reiterados anuncios de tratar de mejorar la producción agropecuaria. Un dato concreto hace conocer que inclusive subió la importación de bebidas en un porcentaje del 61 por ciento, lo cual confirma la insuficiente oferta nacional.
Las cifras estadísticas revelan en general que se está retornando al ciclo exportador de materias primas y al abastecimiento de las necesidades de la población con importaciones, es decir con condiciones coloniales que se consideraba fueron superadas en forma definitiva, orden (o mejor desorden) de cosas que obliga a la sociedad boliviana a volver a lo que había empezado en otras oportunidades, vale decir recuperar la independencia económica y soberanía nacionales.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |