Todo lo que es el Madidi, departamento de La Paz, provincia Iturralde, con alturas entre 180 y 5.600 msnm, es el gran contraste con las regiones altiplánicas del país. Se trata de una región que alberga a más de tres mil especies animales en su hábitat natural y contiene arriba de 1.800 clases de plantas vegetales. Hace poco, un guía turístico explicó a este diario las ventajas de esta maravillosa zona y mostró, con claridad meridiana, las múltiples posibilidades que posee el Madidi para el turismo.
Alberga el Madidi a pueblos como los tacanas, los chimanes y los uchupiamonas. En los alrededores del Madidi están Tumupasa, San Buenaventura, San José de Uchupiamonas y Chalán. Región que abarca 18.900 kilómetros cuadrados y da asiento, a “grosso modo”, a 867 especies diferentes, 165 especies de anfibios y reptiles, delfines rosados de agua dulce y más de 1.800 especies de plantas; se trata de bosques y selvas que mantienen su vigor, fortaleza y antigüedad de siglos. Ahí han florecido diversas culturas como la de los tacanas y otras tribus que trabajan, producen y hacen labor de guías a los turistas que, en poca cantidad, llegan a esos poblados.
El Madidi es rico en todo lo que significan los reinos animal y vegetal y, como muchas regiones del país, espera un trabajo planificado, inversiones responsables, turismo debidamente organizado, fuentes de empleo. Espera, lógicamente, que sean mejoradas las condiciones de vida de sus habitantes, pero no con intenciones de un coloniaje secante y abusivo, como ocurrió en muchos sitios. El Madidi seguramente contiene minerales y petróleo, pero habría que preservar esas riquezas, una vez prospectada, para un futuro aún lejano y para cuando hayan crecido y progresado los pueblos circundantes.
El Madidi es la prueba fehaciente de lo que el país tiene en sus diversos departamentos: riquezas aún no explotadas, caminos mal hechos, pueblos abandonados, recursos que están al cuidado de la naturaleza y sin que el hombre los haya tocado. De alguna manera, el Madidi es la muestra de lo que si se tomara conciencia de país, se podría hacer obras para lograr desarrollo sin afectar a la naturaleza, es decir en forma consciente y responsable.
El Gobierno está empeñado en entregar obras sin mayor importancia y que son de satisfacción de grupos sociales que pueden ser seguros votantes en las próximas elecciones; sería interesante que entre los planes futuros que se haga para preservar los bienes naturales, aprovechando sólo lo necesario, sean miembros de la oposición y del propio partido de gobierno los que se empeñen en ver al país tal como es y no acorde sólo con necesidades partidistas, por las cuales, como siempre, olvidan lo más importante y prioritario.
La verdad es que el país, como la naturaleza, reclama atención para lo que posee, especialmente para la industria del turismo que lleva siglos de descuido o recibe una atención incipiente. Empezar por hacer algo en beneficio de la región del Madidi sería interesante y constructivo.
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