La Revolución de 1809 y los indígenas

Un “historiador” de criterio estrecho y otro despistado “académico” tratan de tergiversar la historia de La Paz, al manifestar que el levantamiento indígena de 1781, liderado por Túpac Katari “fue el comienzo para la gesta de la revolución de 1809”. Nada más falaz y oportunista en este régimen de halagos a una burguesía campesina dominante.

Será necesario expresar en homenaje a la verdad, que los primeros levantamientos en América tuvieron como protagonista a Túpac Amaru (1780) en el Perú y a Túpac Katari (1781) en el Alto Perú. Los originarios, indígenas, campesinos que se levantaron en 1781 no tenían el concepto de república independiente y soberana. El alzamiento de Julián Apaza, el “virrey” Túpac Katari, cuyo asesor era el mestizo Bonifacio Chuquimamani, tuvo sólo carácter racista, político y el restablecimiento del Incario en el Alto Perù y la defensa de sus ayllus, sayañas, comunidades y nada más.

Apaza tomó el nombre de combate de Túpac Katari en similitud a los rebeldes, Túpac Amaru del Cusco y Tomás Katari de Potosí. Encabezando a la población nativa impulsó un gran levantamiento contra el poder de la metrópoli, y puso sitio desde la Ceja de El Alto con más de 40.000 indígenas armados de hondas, látigos, cuchillos y palos en dos oportunidades a la ciudad de La Paz, que contaba con unas 20.000 habitantes, quienes vivieron aislados, sufriendo amenazas, ahorcamientos, degollaciones, colgamientos, inundaciones.

Los habitantes de la ciudad estuvieron a punto de morir de hambre, sed, pues ante la falta de comestibles, víveres y agua, se alimentaban de mulas, gatos, perros, burros, hacían hervir petacas de cuero con un poco de verduras, papas, choclos, habas, chuño, y racionaban la alimentación de sus familias. Esa fue la actitud de los indígenas de 1781. Este alzamiento ha sido conocido como el “levantamiento contra los corregidores”, dando muerte a cientos de españoles, criollos y mestizos.

Mucho después, Pedro Domingo Murillo demostró valor cuando custodiaba familias que estaban expuestas a atropellos y ultrajes. Como Ayudante del comandante José Reseguín, en la localidad de Peñas fue designado para integrar la comisión encargada de capturar a los Quispes y comisionado para restablecer las guardias que tenían bajo su custodia la prisión de Túpac Katari.

En la etapa de la revolución, el Cabildo que había sido constituido en una Junta Tuitiva por 12 vocales y 3 representantes indígenas, el 27 de julio de 1809 se daba a conocer en un primer documento el organizar un sistema nuevo de gobierno, declarando abiertamente la independencia absoluta de estas tierras del dominio español. Francisco Katari Incacollo era representante por Yungas, Gregorio Rojas por Omasuyos y José Santos por Sorata. Esta revolución otorgó voz y voto a los indígenas, pero llegado el momento de la acción, éstos se escabulleron, se escondieron en sus ayllus, de donde vieron sin inmutarse el desarrollo de la acción de los patriotas revolucionarios. Lo demuestra que ningún indígena fue inmolado a garrotes, ni fue llevado al patíbulo de enero de 1810.

También, no obstante que Chuquisaca, Cochabamba y Oruro se habían comprometido a apoyar la insurrección, cuando llegó el momento decisivo se dieron la vuelta, se negaron a secundar la lucha contra los hispanos. Los paceños se vieron solos, y resistieron a los chapetones hasta ofrendar sus vidas en la revolución emancipadora del 16 de julio de 1809, siendo el primer grito libertario de América que dio inicio a la Guerra de la Independencia.

Los “escribidores” oficialistas despistados, no hace mucho, incitaron a las indígenas de los movimientos sociales para que presionaran a fin de que el monumento a Murillo sea reemplazado por Katari y Sisa y la plaza Murillo lleve el nombre de estos líderes, pero esa intención no prosperó porque el pueblo paceño mostró su enojo y puso tenaz resistencia a semejante atrevimiento.