Campero y Ortiz, dos chapacos “más paceños que el chuño”

“Dios vive en La Paz”, dijo alguna vez la cantante tarijeña, y paisana de estos dos, Enriqueta Ulloa, luego de referirse a los logros alcanzados como artista en la Sede de Gobierno, ya que, como ella misma declara, mucho de lo que consiguió fue gracias a La Paz.

Misma suerte acapara el poeta Jorge Campero (Tarija, 1953) y el actor Jorge Ortiz (Tarija, 1956), quienes llegaron a esta ciudad a corta edad y alcanzaron ser grandes protagonistas del arte boliviano.

Jorge Campero, en conversación con EL DIARIO, asegura que La Paz es su epicentro. Que desde aquí ha conocido muchas ciudades del mundo pero siempre ha retornado. Son 50 años aproximadamente que conoce este lado del país y que la considera una de las ciudades más exigentes de Latinoamérica. “Es la cabeza pensante de este país”.

“Te suele dar como también quitar. Considero que La Paz es el centro de la actividad cultural, por tanto debo creer que La Paz es mágica. Yo la quiero a La Paz, la quiero mucho. El hecho de pervivir, conocer, dejarse mostrar tal cual se me mostró y se hizo conocer, todo esto es un amor mutuo. Se me hace difícil pensarme fuera de esta ciudad para vivir. Me gusta la actividad cultural que tiene, la vida nocturna que tiene, su topografía, su construcción, estas cosas son las que me tienen encantado”, declaró con profunda sinceridad.

Por otra parte, el paisano del poeta, el actor Jorge Ortiz, le dijo al Decano de la Prensa Nacional que llegó a la ciudad del Illimani a sus tres años, junto a su familia, quienes buscaban un mejor futuro.

“Tuve la suerte de vivir durante mucho tiempo en Sopocachi. Ahora vivo en Los Pinos, que es horrible. Una vez a la semana me voy a dar unas vueltitas por el Montículo, extraño ese espacio (…). Cuando tú quieres a La Paz ésta te da lo mejor, cuando no, lo peor. Por ejemplo, en ningún lugar del país he comido una marraqueta fresquita a las seis de la mañana, y acepto que tengo una necesidad imperante de estar en el Montículo para ver el espacio donde está el Illimani”, afirmó con una especie de patriotismo.

Declaró, además que si no hubiera sido La Paz no se hubiera dedicado al teatro. “Son pocas las personas que se dieron cuenta que nos soy paceño. La verdad, me alegro de no tener el acento tarijeño, no ‘me llevo’ bien con ellos, el único tarijeño con quien ‘me llevo’ es el Jorge Campero”, dijo sin saber quién era el otro invitado para la escritura de este texto.

Se debe mencionar, por tanto, que estos dos artistas son sólo algunos de los tantos que llegaron a enamorarse de la ciudad ínclita y ofrecen a ésta los mejores cortejos para saberse dignos perteneciente de Nuestra Señora de La Paz.

CAMPERO

Tarija, 1953. Es el único poeta galardonado dos veces, y consecutivas, con el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal, en 2001 con “Musa en Jeans Descolorido” y con “Jaguar Azul”, en 2002. Esta última ha sido reeditada en Argentina, 2005, y en Chile, 2007. En 2003, la obra “Jaguar Azul” fue considerada una de las 10 mejores de América Latina en la XII Feria Internacional del Libro de La Habana, Cuba. Dirigió varias revistas literarias. En 2011 publicó su antología personal “Tleriberta, sinceramente tuyo” y hace poco lanzó su poemario de edición artesanal “Bodas de Orégano”. Ha sido citado por todas las antologías poéticas de Bolivia (desde su consolidación) y es considerado uno de los mayores referentes de la poesía boliviana.

ORTIZ

Tarija, 1956. Es un actor autodidacta que participó en los filmes más importantes de Bolivia, tales como “Cuestión de fe”, “El día que murió el silencio”, “El atraco”, “Los Andes no creen en Dios”, “American Visa”, “El juego de la Araña y la Mariposa” y “La montaña interior”, entre otras de importancia. Realizó estudios universitarios de arquitectura y además es poeta. En este campo se puede citar la obra “Auto retrato acodado”. Además, es un constante preocupado por el estado del cine boliviano y es impulsor de este arte en las nuevas generaciones.