La Paz: ciudad maravilla

Esta metrópoli, “Cuna de la Libertad y tumba de tiranos”, es única en Bolivia, por haber sucedido en su seno hechos transcendentales de la historia de nuestro país, ya que por ella pasaron numerosos presidentes, unos tiranos como Mariano Melgarejo y otros austeros y sencillos, como Tomás Monje Gutiérrez. El Palacio de gobierno es testigo de revoluciones que se sucedieron y de las cuales fueron protagonistas los paceños en diferentes periodos históricos. Sucre, capital de Bolivia, no tiene los fastos históricos que posee la tierra de Pedro Domingo Murillo.

Pasaron los años y esta ciudad de las maravillas continúa su avance y progreso, pese a las vicisitudes que se le presentan y cuyo testigo es el nevado eterno Illimani, que es un regalo de la naturaleza y causa la admiración de propios y extraños, por su particularidad.

Actualmente La Paz tiene un problema y es la ubicación del actual aeropuerto internacional, por conflictos sociales de toda índole que surgen en cualquier momento en las ciudades de La Paz y El Alto, causando bloqueos constantes de vías, lo que hace difícil el acceso de pasajeros a dicho aeropuerto. Es hora de pensar en una solución definitiva, de modo que haya seguridad para quienes arriban al aeropuerto y los que salen de ese recinto. Es preciso que los organismos de aeronavegación y el Gobierno central busquen una nueva ubicación para otro aeropuerto internacional, siendo un lugar ideal la zona de Río Abajo.

Al respecto, las reparaciones y modificaciones que se están efectuando en el actual aeropuerto internacional no solucionarán el problema que posterga también el desarrollo urbano de El Alto.

Por otra parte, el Gobernador de La Paz ha hecho promesas para la construcción de una nueva carretera a Cochabamba por la zona de Río Abajo, cuyo recorrido demandaría un tiempo de sólo 4 horas, en comparación con lo que se tarda en recorrer la actual carretera que va por El Alto y Caracollo, que es de 8 horas de recorrido. Pero hasta el momento solamente son ofertas electorales, porque ni siquiera el boletín de la Gobernación menciona esa construcción anhelada.

En otro caso, el puente en el estrecho de Tiquina hasta ahora no es ejecutado, pese a que se tiene aprobado su presupuesto. Esta situación es aprovechada por los balseros del lugar para nuevamente oponerse a esa obra y perjudicar un trabajo de mucha importancia para el departamento de La Paz. También el majestuoso Illimani, guardián de la ciudad de La Paz, necesita la construcción de un mirador para comodidad de turistas y visitantes, deseosos de admirar su belleza.

La Asamblea Departamental de La Paz tiene que considerar estos planteamientos que involucran desarrollo y progreso para la región, los mismos que deberían ser apoyados por la Brigada Parlamentaria de La Paz. Los componentes de dichas organizaciones tienen la obligación de impulsar esas obras, asignando para ello recursos económicos del presupuesto departamental, ya que hasta el momento poco se ha hecho o entregado a favor de uno de los principales departamentos del país.

El autor es Profesor Emérito de la UMSA.