El LENGUAJE DEL FÚTBOL

Habituados a ver el fútbol desde el prisma más superficial, dónde el análisis más pobre de este gran deporte en este siglo y parte del anterior por parte de algunos pocos sería: son 22 jugadores corriendo detrás de un balón.

El fútbol es mucho más que eso, a niveles individuales nos dice mucho de la personalidad y nivel cultural de un jugador simplemente por su forma de controlar, mimar un balón o por su forma de gesticular en un terreno de juego, de reír, de mirar y a nivel colectivo dice mucho del compromiso grupal y objetivos, es también enriquecedor la suma de culturas que puede ver en un mismo equipo y como se encauzan las ideas para el buen fin del grupo.

Soy amante del jugador con talento, del jugador imprevisible los cuales seguirán surgiendo aunque cada vez su papel no siempre es ahora determinante, al menos en estos últimos años debido a que un gigante llamado grupo va absorbiendo las individualidades a favor del todo, el equipo.

El fútbol ha evolucionado mucho y “culpa” de ello para su bien es el profesionalismo de las últimas décadas. Se cuidan “al milímetro” todos los detalles, desde los aspectos educacionales como un “buenos días”, aspectos físicos  como peso corporal, una boca higienizada, unos pies cuidados hasta aspectos tácticos donde los jugadores han mejorado considerablemente.

Este mundial caracterizado por el poderío físico de todas las selecciones y dónde además la más organizada y colectiva, Alemania, se llevó en Maracaná el título de principio a fin.

Este deporte es tan grande que estando enfrentados 11 jugadores contra 11, para nada tiene que ver las mentalidades y filosofías a nivel de grupo.

Muchos años atrás, la pregunta que había en España en torno al fútbol era “¿qué será lo próximo que se “invente” en fútbol? y parecía tener respuesta: el fútbol ya está inventado esta respuesta equivocada se ha demostrado a lo largo de estos últimos años, con estilos bien definidos por los mejores equipos de Europa.

En definitiva, el fútbol seguirá evolucionado mientras sigan habiendo entrenadores ambiciosos con personalidad, creatividad y con estilo propio, y mientras sigan surgiendo grandes talentos que hagan relucir su magia y por supuesto, mientras “se cuiden los pequeños detalles” que en la mayoría de las veces, son los más importantes.