El solo anuncio de por lo menos dos partidos de oposición, fijando como meta irrenunciable su presencia en el subtrópico de Cochabamba, Chapare, durante la campaña electoral, define expresamente que el Gobierno del Movimiento Al Socialismo posee un voto cautivo, encadenado a la relación de los productores de coca con su antiguo líder: Evo Morales.
Es decir, existe una verdadera alianza histórica, entre los sindicatos agrupados en las Seis Federaciones de Productores de Coca – Chapare y Carrasco Tropical—y el candidato presidencial por el Movimiento Al Socialismo.
Tanto Jorge Tuto Quiroga, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), como Samuel Doria Medina, candidato de la alianza Unidad Demócrata (UD), han decidido cada cual por su cuenta ingresar al Chapare, área que hasta días atrás parecía una de las milenarias ciudades chinas, abiertas a los mandarines y al emperador.
Bastó una orden entre líneas, de su caudillo, para que las puertas de esta maravillosa selva, rodeada de grandes ríos, cristalinos arroyos y miles de hectáreas de coca que pronto serían legalizadas, sean abiertas de par en par a los políticos en campaña.
La orden deshizo en un santiamén el supuesto peligro que significaba para los opositores, pisar la tierra sagrada de la coca y desapareció el mito de territorio prohibido, quitando el factor sorpresa de las anunciadas visitas.
Los aspirantes Quiroga Ramírez y Doria Medina son para este numeroso grupo productor de la hoja de coca -aproximadamente más de 100 mil habitantes- simples “forasteros” y en consecuencia, ver a los dos candidatos por las poblaciones del subtrópico cochabambino, no altere las preferencias del voto en estas calientes latitudes.
El ejemplo del Chapare, del voto cautivo, si bien no es absoluto, sirve para colocar nuestro tema de fondo: La concentración de fuerzas por el oficialismo y la dispersión de fuerzas por la ausencia de unidad de las fuerzas opositoras.
En efecto, en la parte oriental y occidental, portavoces de etnias, ayllus, comunidades y sindicatos agrarios, que no permitían el ingreso a los candidatos de oposición, hoy afirman que tienen paso libre. Por lo tanto, todos estos territorios que permiten el paso a los ofertantes de la oposición están bajo la bandera del MAS.
La oposición visitará poblaciones de caras adustas y chicotes listos para ser empleados, sin alterar la tendencia del voto cautivo, favorable al candidato masista. En mejores términos, se está tocando el punto central de la política de Evo Morales: la concentración de fuerzas populares, la concentración del voto rural y de muchas ciudades intermedias, que en octubre de este año, posiblemente, confiera un alto porcentaje a Evo Morales.
La oposición parece no comprender este fenómeno y toma como un reto de valentía, pisar los territorios otrora prohibidos.
La división de las fuerzas de oposición: Cuatro partidos con diferentes ofertas, candidatos que rivalizan entre sí; aspirantes cuya visión política estaría anclada en el pasado o no abarcaría el contexto nacional, programas que aún flotan en el viento político sin convencer a los posibles votantes; la división, decimos, por el momento, parece ser la única oferta dolorosa.
Las elecciones del 12 de octubre no serán entre el MAS y los cuatro partidos de oposición, sino entre el frente que concentra fuerzas y el frente de la desunión que dispersa fuerzas y votos (Clovis Díaz).
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