Tras quince días de bombardeos que han segado la vida de más de 630 personas -en su mayoría civiles palestinos- y destruido más de 300 edificios y viviendas, el Ejército israelí apuntó ayer sus cañones contra una escuela de la ONU en el centro sur de Gaza.
Por otro lado, los heridos por los ataques llegan a 3.600 personas, el número oficial de desplazados internos superó las 100.000 personas, el doble de lo esperado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados palestinos (Unrwa) en su plan de contingencia.