Treta para desviar la demanda marítima

Chile agota todos los recursos legales para inviabilizar la demanda marítima interpuesta por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en abril de 2013, exigiendo al país vecino negociar de “buena fe” la solución al centenario problema, dando prioridad a la restitución de una salida libre, útil y soberana al océano Pacífico.

Chile ha logrado paralizar la demanda boliviana con la “decisión de objetar” la competencia de ese alto tribunal. El documento respectivo fue entregado al secretario de la Corte de La Haya, en fecha 15 del mes en curso.

“Chile jamás le ha dado competencia a la Corte para resolver lo que Bolivia persigue, obligarnos a cederle una parte de nuestro territorio soberano”, señaló, en la ocasión, el canciller chileno Heraldo Muñoz. “Hemos sido informados por la Corte que se ha determinado que Bolivia tendrá un plazo hasta el 14 de noviembre para responder por escrito a la presentación de objeción preliminar introducida por nuestro país”, agregó (EL DIARIO, julio 16, 2014).

Chile posiblemente piensa que un fallo del alto tribunal de la ONU a favor de Bolivia podría afectar, directa o indirectamente, sus intereses que tan celosamente son resguardados en el territorio y mar territorial que le fueron usurpados a Bolivia en 1879. Intereses que se fundan en los recursos naturales que ofrecía nuestro Litoral y que le ha permitido a Chile su actual crecimiento económico, cuya expansión se advierte con mayor intensidad en el Perú.

“La posesión de nuestra costa, porque es el complemento geopolítico indispensable para dominar el Pacífico Sur; el desierto de Atacama, porque la explotación de sus estupendas riquezas son gran parte de su sostén, Chile es Chile por el Litoral boliviano”, afirmó el historiador Juan Lechín Suárez (“Anales de la Academia Boliviana de la Historia: 1990 - 1995”, julio de 1995, pág. 222).

Por ello Chile se ha opuesto, sistemáticamente, a la revisión del Tratado de 1904. Tal actitud la asumió inclusive en la Conferencia de la ciudad de San Francisco, que sesionó entre el 25 de abril y el 25 de junio de 1945, en cuya ocasión “la delegación de Chile presentó un proyecto para que se incluya el respeto a los tratados, como uno de los principios fundamentales de la ONU”. Asimismo “la diplomacia chilena insistía en que la nueva organización internacional a ser creada en San Francisco, no debería tener competencia para dirimir las controversias de carácter regional que no tengan implicaciones de carácter mundial”, según los datos históricos ofrecidos por Jorge Gumucio Granier (“Anales de la Academia Boliviana de la Historia: 1990 - 1995”, julio de 1995, págs. 272 y 265).

Hoy Chile continúa manejando, quizá con mayor fuerza, la versión del respeto a los tratados internacionales, con el objeto de no ceder a Bolivia su soberanía en el Pacífico. Con este afán busca inclusive tergiversar la demanda presentada por nuestro país en La Haya.

“El Tratado de 1904 sigue siendo la base de nuestra relación con ese país. Le hemos concedido a Bolivia el más amplio y libre tránsito y hemos mantenido ese compromiso”, aseveró, a propósito, el canciller Muñoz (EL DIARIO, julio 16, 2014).

En suma: el respeto al Tratado de 1904 que invoca Chile no es otra cosa que una treta destinada a desviar la demanda marítima boliviana.