Candidatos a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, del oficialismo y de la oposición, enfocan la coca como tema fundamental y político en sus arengas proselitistas; unos la tratan como oferta y otros la utilizan de contraoferta.
Empero, ambas corrientes, antagónicas, coinciden en que la coca milenaria es un factor de “cultura” y que, por lo tanto, con pequeñas diferencias, admiten su sobrevivencia.
En cualquier evento relacionado con la erradicación de la hoja milenaria, siempre está presente un escenario de cerrada defensa política por la sobrevivencia del arbusto.
En suma, oficialistas y opositores concluyen precisamente por la fuerzas social del producto, en que la coca continuará su reinado por encima de ofertas y contraofertas; sobreviviendo por muchas generaciones, a los programas adversos y sus activadores coyunturales.
VISIÓN OFICIAL
La hoja de coca, de acuerdo al indigenismo, además de ser un componente de rituales andinos, es parte ancestral de la historia de pueblos, naciones y étnias que pueblan altiplanicies y cejas de montaña.
Desde la década de los años 90 a la fecha, la fortaleza económica de la coca, escudada por su imagen mágica y económica, moviliza a miles de productores y arrastra tras de sí a la cadena social dependiente del producto en cuestión.
CONSOLIDAR EL “CATO” DE COCA
El primer mandatario Evo Morales Ayma, reelecto máximo dirigente de las Seis Federaciones de Productores de Coca del Subtrópico de Cochabamba, ofertó a su audiencia legalizar la coca existente en el área del Chapare y se supone, de Carrasco Tropical.
Afirmó: “Esta gestión, después de las elecciones debe ser para consolidar, mediante la Ley el ‘cato de coca’; esa debe ser nuestra responsabilidad porque en este momento, hermanos y hermanas, solo con la fuerza sindical estamos haciendo respetar el cato”.
Es decir, primero que, Evo Morales oferta legalizar la coca chapareña porque está seguro de ganar las elecciones y, segundo, insiste a los cocaleros, producir en el cato que cultivan y no abarcar mayores extensiones; de lo contrario, la fuerza sindical haría respetar esa decisión.
La oferta del oficialismo también especula con la posibilidad de aumentar la superficie de producción de la coca, hasta 20 mil hectáreas. Un posible aumento más o menos de 8 mil hectáreas que sumadas a las 12 de Yungas darían 20 mil.
CONTRAOFERTA DE TUTO QUIROGA
En la oposición que tercia en el proceso pre-electoral, Jorge Tuto Quiroga lleva la batuta. En efecto, la contraoferta del candidato del Partido Demócrata Cristiano, especifica: a) Nacionalización de la coca; b) Evitar el desvío de coca hacia el narcotráfico controlando su flujo y c) Respetar el consumo tradicional.
La contraoferta de Tuto Quiroga distingue la coca ilegal del Chapare y la coca legal de los Yungas de La Paz (12 mil hectáreas).
DORIA MEDINA (UD)
Samuel Doria Medina, principal candidato de Unidad Demócrata, expuso su contraoferta a la coca: si llega a la Presidencia del Estado Plurinacional (UD) habría un cambio sustancial en el área productora de coca. Entre líneas se intuye que la alianza política haría un sui géneris trasplante: en lugar de coca, sembrar tecnología.
Por ejemplo, introducir tecnología del futuro en el Chapare porque -dice Doria Medina- los pobladores saben que “el 92 por ciento de la coca va al narcotráfico. Dicen que necesitan otro camino de desarrollo (…) Hay una imagen errada del Chapare, existe un gran deseo de los pobladores en reconciliarse con Bolivia”.
Los candidatos de UD -o por lo menos Doria Medina- hablan que la población quiere dejar la coca y “reconciliarse con Bolivia”, frase que implícitamente sindica a los chapareños de ser culpables de algo contra el país.
CERO COCA, MSM
Edwin Herrera, aspirante a diputado por el Movimiento Sin Miedo, afirmó que la propuesta de su tienda política es: a) Cero coca al narcotráfico; b) Realizar un estudio para determinar con exactitud y transparencia cuánta hoja de coca existe en el país; c) Permitir el acullico.
RESPETAR LA COCA LEGAL, PVB
Margot Soria, del Partido Verde de Bolivia, también candidata del PVB a la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, ofertó a) Respeto a la coca legal; b) Erradicación total de los sembradíos del Chapare; c) Calificó a la coca como una planta depredadora.
EFECTOS SOCIALES
Entre oferta y contraoferta subyace tremenda realidad: incremento de la producción de coca; circulación de cocaína nativa y producida en países limítrofes, por el territorio boliviano en periplo de exportación; surgimiento de una nueva clase social, apoyada por los ingentes recursos provenientes del narcotráfico, cuya referencia inmediata son el contrabando e inversiones periódicas en la compra y construcción de inmuebles y bienes.
Bajo esta realidad, subsisten grandes núcleos sociales cercanos a la extrema pobreza y lo peor, la imagen boliviana dañada.
Si bien la oferta del oficialismo es controlar la extensión de un “cato” de coca y luego ampliar el cultivo hacia una cantidad superior de hectáreas productivas los candidatos de oposición no especifican qué harían con los desempleados y agricultores cesantes por la siembra de tecnología y en qué medida la nacionalización de la coca no resultaría contraproducente a largo plazo. En fin, este es el panorama del tema coca en el que, moros y cristianos, pese a sus diferencias políticas, quiérase o no, saludan una larga vida a la ya hoja milenaria. (Clovis Díaz).
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