Bolivia no es solamente el altiplano o la montaña fría con figuras y paisajes lunares, con sus ruinas arqueológicas como la Puerta del Sol en Tiwanaku, la fortaleza de Akhapana, el palacio de Kalasasaya y el Lago Titicaca. Además que el altiplano no es únicamente la parte occidental de nuestro territorio dividido en las sub-regiones norte y sur. La parte norte que se extiende desde el río Lakajahuira hasta la zona boreal del altiplano que comprende la mayor parte del departamento de Oruro y parte del departamento de La Paz. El altiplano sur está situado pasando el río Lakajahuira que corresponde a la zona austral del departamento de Oruro y una gran parte del departamento de Potosí.
En cuanto a su producción agrícola, se tiene la thola, la yareta, papa, papalisa, quinua, oca, cañahua, habas. En la actividad pecuaria están la llama, la alpaca, la vicuña, el ganado ovino y en alguna medida el ganado vacuno.
Pero además Bolivia también son los pródigos valles centrales de clima benigno y mejores ofertas agrícolas y pecuarias. Bolivia es también la región oriental que abarca el 60% del territorio nacional con su canícula constante, la fertilidad de sus tierras, sus caudalosos ríos, sus impresionantes selvas que siguen esperando la iniciativa estatal para entregar al país la abundancia de sus riquezas terrígenas y concretar emprendimientos agroindustriales y mineros de gran valía para la economía nacional.
También Bolivia está en los valles del sur que abarcan una gran parte de Potosí, los departamentos de Chuquisaca y Tarija con las sub-regiones de Turuchipa, Cinti, Camargo, Tupiza, Méndez y Avilés. La región central incluye también a los valles del departamento de Cochabamba, los valles de las provincias Inquisivi y Loayza del departamento de La Paz.
Los llanos orientales se extienden por las provincias Iturralde y Franz Tamayo en el departamento de La Paz, los departamentos de Pando, Beni y Santa Cruz, incluyendo hacia el sur las regiones orientales de Chuquisaca y Tarija.
Las principales riquezas de los llanos orientales están en la producción de caña de azúcar, arroz, café, cacao, castaña, yuca y gran variedad de bosques maderables. Es importante destacar sus yacimientos de oro, el hierro del Mutún, las riquezas de Precámbico que hasta ahora se las ignora en su valor, los hidrocarburos que siempre se han constituido en el soporte de la economía nacional. La ganadería es otra actividad de gran importancia en el Beni y Santa Cruz.
¿Acaso este conjunto de regiones territoriales de gran caudal productivo no es también Bolivia y no sólo el altiplano? ¿Acaso no es posible elaborar estrategias regionales en función del proceso autonómico y el concurso de inversiones privadas nacionales y extranjeras para que Bolivia alcance su luminoso destino y no todo se diluya en promesas y discursos oficiales?
En cuanto al predominio aymara se refiere y que el actual Gobierno lo viene manejando a su manera para efectos de marketing internacional, es necesario poner en claro lo siguiente. Ni duda cabe que en los tiempos primitivos, nuestros antepasados aymaras lucieron un caudal de sabiduría que los entendidos en el tratamiento de las ciencias etnográficas y arqueológicas lo destacan como superior a otros pueblos originarios de nuestro continente, porque dejaron a la posteridad ricos filones de su arquitectura, de su arte, de su capacidad de desafío al frío y a la aridez de las tierras del altiplano, pero a la quiebra de su vigencia por razones de la dialéctica de la historia y del tiempo, advino la dominación quechua con una legislación sabia, partiendo de fundamentales normas de vida: Ama sua (no seas ladrón), Ama llulla (no seas mentiroso) y Ama Kkella (no seas flojo). Según algunos etnólogos, al término de la dominación quechua, en la población aymara, a la muerte del guerrero Macuri, último sucesor del poderoso Huyustus, sobrevinieron las luchas intestinas hasta llegar a su decadencia y dispersión.
En el presente, según datos del INE, la población aymara apenas llega al 10% (1.191.352) del total que tiene Bolivia (10.059.856). En este crecido saldo de más de ocho millones de habitantes, están otras poblaciones indígenas como quechuas, ayoreos, baures, guaraníes, mojeños, sirionós, tacanas, yuracarés, guarayos y otras más, que suman 36 étnias, a las cuales en gran proporción se agregan mestizos y clase media, es decir una población diversa de las áreas rurales y urbanas del país.
Por lo tanto, a los bolivianos dentro del país y a los que están en el exterior, corresponde hacer conocer al mundo que Bolivia es mucho más que “el país del altiplano” o de población únicamente aymara. Tenemos que remarcar que Bolivia es diversa en su población y en su extensa geografía. A todas las esferas del actual Gobierno les corresponde dejar atrás una vigente mentalidad encuevada y mezquina para mostrar al mundo que Bolivia es una valiosa oferta para el turismo, para grandes diversos y rentables emprendimientos productivos, industriales, comerciales y que es posible garantizar inversiones nacionales y extranjeras, es decir que Bolivia es mucho más que el “país del altiplano”.
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