Fracasa fijación oficial de precios

La población acaba de observar un rotundo nuevo fracaso del oficialismo en el intento de eliminar la ley de la libre oferta y demanda, al poner en aplicación el Ministerio de Desarrollo Productivo una medida consistente en fijar precios a la carne en los mercados de consumo y centros de producción. La medida, en vez de bajar los precios y asegurar el abastecimiento a los consumidores, lo que ha originado fue crear mayor desabastecimiento y que los precios oficiales no tengan el menor cumplimiento y hasta sean objeto de burla de parte de los productores, comercializadores y consumidores.

Resultado tan ostensible falla reveló una vez más que, bajo las actuales circunstancias históricas del país, tratar de ir contra las leyes del mercado constituye una idea que peca en el absurdo y que está condenada al fracaso estrepitoso, como se constató en esta oportunidad, por no hacer referencia a casos anteriores.

La actitud intervencionista de la autoridad ministerial terminó en un enorme cero, pese a que sabía que su medida no sería efectiva en ningún caso, vale decir que cometió un error con conocimiento de causa y más propiamente repitió la equivocación, lo cual significaría que cayó en una notable necedad, utilizando una palabra generosa.

En efecto, luchar contra la principal ley del mercado, o sea de la libre oferta y demanda, constituye una actitud ciega, producto del desconocimiento de las leyes de la economía. Más propiamente, al tratar de desconocer la realidad, en un ejemplo específico, se trata poco menos que desconocer la existencia de la ley de la gravedad y las circunstancias en que se produce.

Pese a esas consideraciones, el fracaso en la aplicación de precios a la carne para consumo de la población resultó una prueba más que fue un intento de tipo electoral de tal forma de hacer ver a la población que se estaba procediendo a su favor, objetivo que, finalmente, se convirtió en una medida contraria a los intereses de los consumidores e inclusive una especie de arma que más bien causó perjuicios al Gobierno y a los candidatos del oficialismo.

La carencia del sentido de la actual realidad nacional, de parte de algunos altos funcionarios del gobierno, les habría llevado a perder de vista el tipo de economía que actualmente se desarrolla inevitable e inexorablemente a lo largo y ancho de todo el país y que no es otra que el sistema del libre mercado, realidad que se trata de ignorar o rectificar de acuerdo con deseos y actitudes volitivas producto de concepciones ideológicas populistas, puestas de moda por ideólogos venidos a menos, pero que se convirtieron en creyentes que son los únicos depositarios de la verdad.

Finalmente, es preciso recordar que el precio es la expresión del valor de un producto y que los precios de las mercancías (en Bolivia dicen mercaderías) tienden a subir o a bajar por el valor de las mismas o por el cambio del valor del material monetario. Así mismo, aunque en la base del precio se halla el valor, el precio de cada producto por separado no coincide con el valor. Por tanto, por influjo de la demanda y la oferta, los precios se apartan de su valor en diversas proporciones.

En ese sentido, en la presente realidad del país -que se trata de desconocer- los precios se establecen en el curso de la lucha competitiva bajo la presión de leyes económicas determinadas, ya sea este el precio de la producción mercantil simple, el precio de producción o el de los precios de monopolio.